Capítulo 12

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—Hola, bonita, ¿Qué haces? —Jake toma asiento a mi lado recostando su cabeza sobre la mesa.

—Leo.

—¿Porno? —Sonríe y deja un corto beso en mís labios.

—¿No lo vas a olvidar, verdad?

—¿A tí? Nunca.

—Tonto.

—¿Qué leías? —Estira su mano y toma la mía para empezar a jugar con ella.

—Leía como el se enamoró, la perspectiva de el siempre es la más linda.

—¿Acaso un personaje literario me está robando a mí chica? —Pregunta y se levanta para sentarse de lado mientras se acomoda abriendo las piernas.

—No es solo uno, son un montón. —Sonrío y cierro el libro.

—A ver, dime, ¿Cómo te engatusó ese muchacho? Dime de qué trata tu libro. —El timbre suena indicando que tenemos que entrar a nuestros salones. —¿Sabes qué? Tengo una mejor idea, ¿Qué te parece si salimos mañana y me cuentas con todo y detalle?

—¿Estás loco, lo sabes? —Sonrío cuando me jala de la cintura apegandome a él.

—Es tu culpa. —Besa una y otra vez mis labios.

—¿Mi culpa? —Sonrío rodeando su cuello.

—Si, todo lo que soy o lo que creo ser desaparece cuando estás cerca, a tu lado soy un imbécil osito de peluche que necesita toda tu atención porque si no de seguro morirá, me vuelves malditamente loco. —Me besa nuevamente y se levanta. —Hay que irnos. —Extiende su mano sonriente y la tomo para levantarme.

—Ten un buen día. —Sonrío cuando su mano cubre mi cintura.

—Igual tú. —Sonríe y se acerca para besarme pero yo volteo la cara rápidamente.

—Pueden vernos. —Me deshago del agarre en mi cintura y me alejo un poco.

—Bésame bien. —Me jala de la cintura, envuelve mi nuca con su mano y une nuestros labios en un beso feroz, salvaje y necesitado. —A mí no me gustan esas cosas. —Chasquea la lengua, se aleja dejándo un pequeño beso en mis labios y se marcha sonriente dejándome cuadrada, mientras lo veo alejarse me quedo ahí parada con el corazón a mil y la cara ardiendo.

Imbécil.

—Niña, ¿Qué hace allí? —Pregunta la inspectora acercándose a mí. —Vaya a su salón, ¿Acaso no oyó el timbre?

—Lo siento. —Acelero mis pasos y me meto a mi salón cerrando la puerta detrás mi, Danna me sonríe al verme y yo camino en dirección a mi asiento.

—¿Qué pasa? —Sonríe al verme.

—Nada.

—Que raro, estás muy roja, ¿No tienes fiebre? —Murmura tocándome la frente.

—Lo dudo. —Trago saliva con dificultad y acto seguido guardo silencio cuando la maestra entra haciendo que nos levantemos para saludar.

♤~♤

—¿Estás bien? —Jake llega hasta mí llamando mi atención.

—¿Ah? —Pregunto al verlo frente a mí.

—¿Qué tienes? —Su cara es de confusión.

—Nada, solo leí el capítulo final del libro, y quedé destrozada, quiero llegar a mí casa, abrazar mi almohada y ponerme a llorar.

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