Capítulo 15

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El amor adolescente, aquel amor único, irrepetible, feróz e intenso.

Es el amor más hermoso de todos.

Jake.

—Pásame la funda de fideos.

—¿Vas a echar todo?

—¿Solo vamos a comer los dos?

—Eso creo, déjame llamar a mi mamá.

—Está bien. —Salgo de la cocina y me dirijo a la sala mientras saco mi celular para llamar a mi mamá.

—¿Ma, vienes a comer con Mike?

—Aún no sé, creo que sí.

—¿Cuánto de arroz hago? —Grita Sam desde la cocina.

—¿Está ella ahí? —Pregunta mi madre con emoción.

—Si. Pon dos tazas. —Le contesto a mi madre y le menciono a Sam devuelta.

—¿Cómo es ella? ¿Es linda?

—Es preciosa. —Susurro y me acerco a observarla desde el umbral de la cocina mientras ella revuelve cosas. —Super hermosa.

—Ya, ya, solo es una chica. —Murmura mi madre.

—No es solo una chica. —Observo a Sam sonreír y suelto un suspiro. —Es ella.

Suenas imbécil, más que de costumbre. No iremos a cenar.

—De acuerdo. —Y suena un pitido haciéndome saber que ya colgó. Cosa que hace cada vez que hablamos de mis sentimientos.

—¿Si vienen a cenar? —Sam se voltea con una sonrisa deslumbrante.

Me mira como si yo fuera algo precioso. Cosa que no lo es. Pero joder, no puedo dejarla ir, por más daño que le haga, la quiero a mi lado.

—¿Jake? —Cuando lo noto está cerca de mí mirándome confundida. Joder, es preciosa.

—Tienes pecas. —Menciono cuando noto manchitas en su rostro.

—¿Qué? —Se aleja de mí y se va a la sala en busca de un espejo. —Tengo pecas. —Menciona con voz de sorpresa.

—Lo acabo de decir. —Sonrío con los brazos cruzados yo solo me recargo en la puerta de la cocina. Mientras ella se observa en el espejo, puedo notar pequeños detalles que no había visto antes. Ella es distraída, tiene una sonrisa preciosa, ella es preciosa. Su rostro se ilumina de la sorpresa y felicidad al ver que lo que digo es cierto.

—Siempre había querido tener pecas, nunca imaginé que ya tenía. —Sonríe. Y cuando sonríe me doy cuenta que estoy perdido. Estoy enamorado, yo me había enamorado. Suspiré y ahí caí en cuenta que estaba jodido.

Creo que te conozco más a tí que a mí mismo.

—Lo dudo mucho, solo eres más observador.

—Claro que no, soy muy distraído pero cada que estás cerca me es difícil no mirarte.

—Que lambón eres. —Sonríe y me toma del brazo para jalarme en dirección a la cocina.

—¿Quieres que te ayude? —Pregunto mientras recuesto mi cintura en la isla de la cocina.

—¿Pretendes que cocine sola?

—Así podría apreciarte mejor. Me parece justo.

—Oh, vaya, siéntate y deleita a tus ojos con esta belleza. —Sonríe mientras ata su cabello en una cola alta.

Una IlusiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora