Mil emociones.
~•~
Podría intentar huir de todo lo que empiezo a sentir pero sería tonto, porque me haces sentir algo que por más que quiera ya no podré olvidar.
Sam
—Morías por besarme. —Sonrío al ver el alivio aparecer en su rostro y empecé a toser el agua que mis pulmones habían estado reteniendo.
—Claro que no. —Reí débilmente, ahogué un grito de sorpresa cuando sus manos tomaron mi cara acercando nuestros cuerpos como dos piezas perfectas y sentí mi corazón saltando de felicidad al verse completo. Danna brincó a mis brazos envolviendo mi cuello como una serpiente mortífera aferrándose a su comida.
—Lo siento. —Murmuré abrazándola, sentía una culpa enorme por haberla hecho asustar de esa manera. —Solo era una broma pero ni para hacer bromas sirvo.
—Murmuré a su oído y ella me pellizcó las costillas.—Eres una tonta. —Verla llorar me partía el alma, aquellas lágrimas se multiplicaban cada vez más cubriendo su rostro y haciendo que sus mejillas se enciendan por la fuerza que ejercía al intentar detenerlas.
Un suspiro llenó mi corazón haciéndome mirar a aquel chico de cabellera castaña sentado en la arena con la cabeza hacia atrás mientras sus brazos lo sostenían, traía un sonrisa. Esa era mi sonrisa.
—Iré a buscarte ropa seca. —Danna llamó mi atención y la observé alejarse en silencio con Alan detrás con destino a nuestra casa.
—¿Qué? —Su voz me paralizó y mis mejillas ardieron acelerando mi corazón, sus ojos me atraparon viéndolo.
Y en ese momento me dí cuenta lo perdida que estaba por esos ojos color avellana, desprendían emociones inimaginables ¿o causaban emociones inimaginables en mí?, aquella sonrisa era capaz de remover todas las emociones que mantenía ocultas de la luz del sol.
Su sonrisa causaba un estallido de felicidad en mi corazón, aquella felicidad me ahogaba y moriría feliz si eso fuera lo que me matara mientras sus ojos me miraban de esa manera en la que yo creía que solo me miraba a mí.
Creí que sus ojos me miraban con amor.
Un amor que solo yo veía.
—Nada. —Murmuré débilmente mientras una sonrisa estúpida salía a relucir involuntariamente, sus ojos se mantenían mirando fijamente los míos en total silencio.
—¿Qué? —Pregunté mientras me sentaba mejor tratando de acomodar mi vestido.
—¿Qué? —Sonreí al ver que el no hacía ningún movimiento, solo me miraba, ¿O me estaba analizando? El sonido del agua y el del viento era lo que mantenía nuestro silencio en armonía.
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Una Ilusión
Teen FictionAmar también es dejar ir, pero... ¿Dejarías ir al amor de tu vida?