Capítulo 16

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Jake.

—Buenos días, preciosa. —La apreto a mí haciendo que se retuerza.

—Buenos días. —Me observa y me regala una de sus maravillosas sonrisas. Aquellas que alegran y apapachan mi corazón haciéndome sonreir.

¿Qué tal dormiste?

—Genial, pero dormí en la misma pose ya que no me soltabas. —Murmura dulcemente apoyando sus manos en mi pecho y poniendo su barbilla sobre estas.

—No quería que te fueras.

—Lo sé. —Se acerca para dejar un beso en mis labios sacándome una sonrisa y haciéndome suspirar. Solo ella tiene ese poder en mí, hacerme sonreír y suspirar. Y eso me encanta.

—Yo también.

—¿Tu también qué? —Pregunto confundido ante su comentario.

—También te quiero. —Besa mis labios nuevamente y se levanta tomando la perilla de la puerta.

—¿A dónde vas?

—Tengo hambre, señor y tenemos que ir al colegio el día de hoy.

—Mierda, olvidé que es lunes.

—Si no te olvidas de mi es porque me quieres. —Murmura saliendo de la habitación.

—Nunca me olvidaré de tí, eso te lo prometo.

—Eso es obvio, soy inolvidable.

—Ohh, cállate pitufina. —Sonrío al ver como se voltea, arruga las cejas con la mano en la pared del pasillo para ir a la cocina desapareciendo de mi vista inmediatamente.

—¿Huevos revueltos o con la yema suave?

—Como quieras. —Sonrío tomándola de la cintura haciendo que se estremezca luego de dejar un beso en su cuello.

—No hagas eso, me da cosquillas. —Ríe.

—Por eso lo hago. —Sonrío mientras caliento el café.

—Ven ayúdame en vez de estar sin hacer nada.

—Como usted ordene mi amada. —Sonrío poniéndome a su lado mientras saco el pan del microondas.

—¿Qué tal dormiste? —Sonríe, se da la vuelta y apoya sus caderas en el mesón.

—Dormí contigo así que dormí muy bien.

—Pero que romántico. —Ríe dejándome petrificado al verla ser feliz.

—Soñé contigo. —Digo sin dejar de observarla. Veo como su risa se detiene y me queda observando con confusión.

—¿Qué?

—Si, estábamos en una casa de madera, desperté solo en una cama, lo primero que hice fue gritar tu nombre, no contestaste... —Su cara me hace saber que quiere que continúe. —Busqué en las habitaciones hasta que te encontré, la habitación era blanca y tu estabas de espaldas, te reconocí por tu cabello. Veías unos libros en una estantería, aquél cuarto tenía muchos de ellos. Cuando mencioné tu nombre volteaste dejándome ver que tenías una enorme panza y una de tus maravillosas sonrisas.

—¿Estaba embarazada? —Sonríe sorprendida.

—Y tenías un anillo.

—¡¿Estábamos casados?!

—¿Tanto te sorprende?

—Pues si, la que está embarazada en tu sueño soy yo. Menos mal era solo un sueño. —Murmura dando la vuelta y volviendo a concentrarse en el desayuno.

Una IlusiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora