CAPÍTULO 13

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La noche había llegado en un parpadeo, la taza de café recién hecho estaba sobre la mesa mientras que un cigarrillo se consumía en mis dedos, mi mente divagaba y mis dientes se apretaban

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La noche había llegado en un parpadeo, la taza de café recién hecho estaba sobre la mesa mientras que un cigarrillo se consumía en mis dedos, mi mente divagaba y mis dientes se apretaban.

-¿Y si sólo está confundido? - Me pregunté a mi mismo – Eso debe ser, a causa de los sueños que ha tenido piensa que le gusto – Fumé de mi cigarro - ¿Y si no es así? – Tomé un sorbo de mi café.

“¿Por andar de indeciso te vas a perder de alguien maravilloso?”

¿Quién dijo eso? Mi subconsciente seguramente, la lucha constante entre el miedo, la razón y el anhelo estaba provocando que poco a poco empezará a brotar nuevamente la inseguridad y la ansiedad que mantenía dormida en mi interior.

El sonido del timbre inundó mi casa, me puse de pie y presione la tecla del intercomunicador.

-Buenas noches – Una voz desconocida saludó cortésmente.

-Buenas noches ¿Qué se le ofrece?

-Tengo un pedido para el señor Park Jimin.

-¿Pedido? No he realizado ningún pedido – Contesté sintiendo un poco de desconfianza adueñarse de mi razón.

-¿Acaso me equivoqué? – Lo escuché murmurar - ¡AH! Ya recordé el señor que se lo envía dice que es Jeon Jungkook, el dijo que dijera su nombre para que pudiera recibir el pedido.

“¿Jungkook?”

-Un momento.

Salí, el chico de apenas unos 16 años me recibió con una enorme sonrisa, me dio una bolsa de papel y un adiós energético antes de salir de mi vista.

Llevé el paquete a la encimera y con el ceño fruncido abrí la bolsa, saqué lo que parecía ser un recipiente de vidrio y adentro contenía una preciosa rosa azul, parpadeé por un par de segundos era la primera vez que veía una rosa de ese color.

Dejé el contenedor a un lado y volví a mirar dentro de la bolsa encontrándome con una pequeña nota.

“Primer día: Eres la persona más hermosa que he conocido”

Sonreí, sonreí tontamente como hacía muchos años no lo hacía, era realmente un hermoso conejito encantador.

No voy a mentir al levantarme al siguiente día todavía tenía plasmada la tonta sonrisa en mis labios, me tomé mi café matutino y arreglé un poco el desorden que yacía por todo el suelo de mi habitación, era un hermoso día, uno soleado, precioso, encantador sin una sola nube oscura en el cielo.

Mi estado de ánimo no podía ser mejor realmente sentía un pequeño florecer en la boca de mi estómago, un florecer que había empezado hacía mucho sólo que aún no lo sabía.

Me senté en mi escritorio y con una gran sonrisa empecé el nuevo capítulo para la famosa película que estaba en proceso, suspiré profundamente cuando al notar la hora en mi reloj de pared me había dado cuenta que si no empezaba a arreglarme iba a llegar tarde a la famosa cena de negocios.

Don't Leavy MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora