Dos días después, en mi cumpleaños, me levanté enérgica en cuanto me desperté.
Ya había planificado que iba a celebrarlo primero con mi familia en la comida y después con mis amigos por la noche.
Mi madre ya estaba en la cocina apesar de ser temprano. Olía de maravilla.
—Buenos días —dije a su espalda. No me había oído llegar.
—¡Felicidades, cariño! —dijo en cuanto me vio. Nos abrazamos, ella llevaba un delantal de cocina manchado de chocolate y una espátula manchada.
—¿Qué estás haciendo? —Me intenté asomar por encima de su hombro pero no me dejó.
—Nada, nada. Tú ve un rato al salón y contesta los mensajes, que tendrás muchos.
Me dejé caer en el sofá y encendí el móvil por primera vez ese día.
Tenía dos llamadas perdidas de Noah, otra de Ivy, alguna de mis tíos y una... de mi padre.
Él se divorció de mí madre hace muchos años y desde entonces se pasaba el tiempo viajando, por eso hace tres años que no nos vemos. Nos llamábamos en Navidad y en mi cumpleaños, aunque el año pasado no me llamó en esto último.
Primero llamé a Ivy, es la persona más importante de mi vida después de mi madre.
—¡Felicidades, Leo! —dijo nada más contestar.
—Gracias, guapa.
—¿Por qué no me cogiste anoche? —Me había llamado en cuanto el reloj marcó las doce.
—Me quedé dormida, jeje.
—Ah, bueno esta tarde nos vemos. Recuérdame que coja tu regalo.
—Vale, hasta luego.
—Adiós.
Colgué y llamé a Noah, que me había vuelto a llamar mientras hablaba con Ivory.
—¡Felices dieciocho, Remy!
—¿Ni en un momento así puedes llamarme por mi nombre? —contesté, intentando parecer molesta.
—Perdón, perdón, Leonor.
—¡Muchas gracias! —respondí a la felicitación previa.
—¿Qué vas a hacer esta mañana?
—No tengo nada pensado pero luego tengo comida con mi familia.
—Vale, adiós.
Colgó y yo me quedé extrañada. Decidí no contestar todavía el resto de las llamadas.
Abrí Instagram y me encontré una historia que había subido Ivy de una recopilación de vídeos nuestros, en ña mayoría riéndonos por algo que había pasado.
También había historias del chico misterioso. En la primera salíamos nosotros sonriendo, yo miraba a la cámara y él me miraba a mí.
Me habría caído de no haber estado sentada al ver la siguiente foto. Era un recorte de una revista con una foto de nosotros besándonos cuando me dedicó el gol. Tenía un titular que decía: La promesa del Yorkshire y su nueva novia. Él había añadido un texto que decía por mil más como ese, refiriéndose al beso.
Resubí todas y dejé el móvil en el sofá. Justo llegó mi madre con una bandeja de tortitas con fruta, nata y chocolate. Mi desayuno favorito desde siempre.
Me la colocó sobre las piernas y vi que había unas velas clavadas en las tortitas, las soplé después de pedir un deseo que llevaba pensando desde hace varios días.
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Qué bonita coincidencia
Teen FictionSe conocen en un bar, pero ninguno se atreve a hablar. Piensan en todo lo que no podrán hacer por no haberse atrevido a presentarse. ¿Se volverán a encontrar? Ella tiene novio, él cree que ella se merece algo mejor. Se dedican canciones, se ayudan e...