Me sobresaltó el tono de llamada de mi móvil. ¿Quién narices me llamaba a esas horas de la mañana?
Estaba agotada emocionalmente y como mi mejor terapia (no muy efectiva, por cierto) era escuchar canciones tristes e identificarme con ellas, me torturé esos días escuchando canciones como I miss you, i'm sorry de Gracie Abrams, Hope ur ok de Olivia Rodrigo o Enamórate de alguien más de Morat.
Miré el reloj, las doce de la mañana. Bueno, a lo mejor sí que eran horas de estar despierta.
Revisé curiosa la pantalla iluminada para saber quién me llamaba. Amelia.
No era normal que me llamase a esas horas un miércoles sin clase ni nada especial por hacer pero tampoco me esperaba que fuese algo así de importante.
—Hola —saludé con voz de dormida.
—¡LEO! ¿PUEDES CONTESTAR A MIS MENSAJES, POR FAVOR? Parece que tengo que esperar lista de espera para hablar contigo.
—Perdona, estaba dormida.
—Ya me he dado cuenta.
Abrí su chat sin colgar la llamada. Más de 100 mensajes. Ups.
El primero era un enlace a una revista de chismes sobre famosos de las típicas que a las abuelas les encanta pero decidí leer primero el resto de mensajes aunque estaba segura que la mitad eran stickers de gatos para que me llegasen más notificaciones.
Lo siguiente era un paquete con doce fotos de esa misma revista pero que las había tomado ella. Como me hubiese despertado solo para que viera el outfit de la última alfombra roja de Timothée Chalamet la iba a matar, porque ya lo había visto, obviamente.
Se terminaron de descargar y las revisé de una en una. La primera era de la portada de ese número y seguía sin ver nada que fuese tan importante.
—Sí, han descubierto la receta de una ensalada con diez calorías, ¿qué pasa?
—Tía, mira a la izquierda.
En la parte izquierda de la portada había un par de círculos con fotos. La grande era de Noah sonriendo en una rueda de prensa y la otra...
Yo.
Abrazando a Ethan por el cuello con una sonrisa en la cara.
Me quedé paralizada y pude sentir el pulso del corazón en mis tímpanos. Me puse tan nerviosa que parecía que la temperatura de mi habitación había subido veinte grados y no me hizo falta mirarme al espejo para saber que estaba como un tomate.
Se me olvidó completamente que no estábamos en privado, que absolutamente todo el mundo que fue al concierto pudo vernos.
Y claro, ya estaba ahí la prensa para malinterpretarlo todo.
Leí el titular que acompañaba a las fotografías: La nueva promesa del fútbol Noah Miller con el corazón roto.
Me quería morir.
Nunca lo había visto demasiado atento a las redes o a los medios de comunicación así que esperaba que no lo hubiese visto.
Todo estaba yendo perfecto, le iba a ver jugar esa tarde, en primera fila, y esperaba poder hablar con él.
—¿Leo? Dime por favor que no te ha dado un ataque al corazón.
—Sigo aquí —contesté con el hilo de voz que consiguió traspasar el nudo de mi garganta.
Seguí pasando fotos, estas eran de las páginas en las que daban más detalles aunque seguramente la mayoría fuesen falsos.
—He tenido que comprar la revista —continuó ella tratando de romper el silencio incómodo que se había formado—. El quiosquero no me dejaba leerla tranquila.
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Qué bonita coincidencia
Teen FictionSe conocen en un bar, pero ninguno se atreve a hablar. Piensan en todo lo que no podrán hacer por no haberse atrevido a presentarse. ¿Se volverán a encontrar? Ella tiene novio, él cree que ella se merece algo mejor. Se dedican canciones, se ayudan e...