Capítulo 13

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Reaccione luego de estar ya unos 5 minutos dentro del auto.

Shawn aún no estaba conmigo, me había dejado aquí junto al aire acondicionado y se fue dentro de la fiesta otra vez. Solo recuerdo dos de sus palabras.

"Ahora vuelvo".

No se que fue a hacer pero me siento tan culpable de haberle arruinado la noche...

Todo sucedió tan rápido, fue tan humillante que siquiera puedo acordarme sin que me den ganas de llorar. Aunque me sorprende aún no haberlo hecho, supongo que es el momento de adrenalina.

Me abrazó a mi misma y suspiro mirando hacia la ventana. Logro ver a Shawn junto a Scott gritarle a alguien que no logro ver.

El que se acerca fue el pelinegro quien entra al auto con la respiración agitada y dando suspiros de frustración, mientras que el rubio está parado en la acera de en frente saludandome y formando un corazón con sus manos.

Le sonreí como pude aunque me di cuenta al instante que mis labios se curvaron en una mueca completamente diferente a una sonrisa.

—¿Necesitas que suba la calefacción?, ¿Vamos al medico para que no te enfermes?—Pregunta aún sin mirarme pero su respiración se calmaba de a poco.

Sabía que el necesitaba que yo responda, no había dicho ni una palabra desde lo que pasó y los repiqueteos impacientes que hacía con el pié, dejaban ver su ansiedad a flor de piel.

Me armé de fuerzas para abrir mi boca y dejar salir algunas palabras. Aún no me animaba a mirarlo, sentía vergüenza de mi misma.

—Estoy bien... quiero ir a casa.

Veo su mano acercándose a mi y me hago más pequeña en el asiento logrando que quite su mano antes de llegar a mi.

—Bien. —Asiente despacio y comienza a conducir en silencio.

Se lo agradezco porque mi humor está tan por debajo de la media que ni siquiera quiero levantar la vista del piso.

Solo la levanté cuando me di cuenta que el camino a mi casa era más largo de lo común.

—Shawn, no estamos yendo a mi departamento.—murmure por lo bajo acariciando mi brazo.

Sentir mi pelo mojado me irritaba.

—Lo sé.—respondió casi en el mismo tono que yo a la vez que aparcaba el auto.—En seguida vuelvo, no llores mientras no estoy.

No pude evitar soltar una risa apagada y asentí.

—No prometo nada.

Y acto seguido escuche la puerta del auto cerrarse.

Minutos de soledad fueron interrumpidos por el ruido de la puerta nuevamente abierta y con ella un sonido de una bolsa.

—¿Qué...?—Pregunté confundida elevando la vista.

—Mi hermana dice que cuando una mujer está triste hay que darle helado—Habla con una sonrisa inocente—Espero que no seas alérgica.

Me tiende la bolsa con un envase lleno de helado logrando que mi rostro se ilumine de la emoción.

La verdad no sabía que Shawn tenía hermana, tampoco sabía mucho de su familia o vida personal. Sabía de él pero no de su entorno.

El helado me alegró de repente y mis energías volvieron a subir a cada bocado que le daba.

—Tu hermana es una genio al decirte eso.—le sonreí y el asintió orgulloso.

—Lo sé.

—¿Puedo poner música?—Pregunté al ver la radio apagada. Era una pena.

El asintió pero antes de que lo prenda me toma la mano frenandome.

Los Amigos No Se Miran Así Donde viven las historias. Descúbrelo ahora