Capitulo 20

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—¡Scott bájate de ese sillón ya!—le recrimine del otro lado de la sala.

Y ahí estaba el niño, peleando con Connor parados arriba del sofá.

Vi como Connor le saco la lengua y no me quedo otra que agarrar la espátula que tenia en la cocina.

—Me cansé. Vengan aquí.

Los dos soltaron un gritito dando un salto del sofá para salir corriendo por el diminuto departamento.

—¡Se van! ¡me cansaron!—Dije corriendo a uno de ellos.

El otro ya iba recogiendo sus cosas lo más rápido que podía y yo por dentro reía a más no poder.

Siempre llegábamos a esta situación donde ya colmaban mi paciencia y los perseguía hasta que se vayan.

—¡El que llega último al auto se queda solo con la loca!—Gritó Connor quien ya tenia todas sus cosas listas.

—¿¡Qué loca!?—Pregunté alzando la espátula de plástico y lo empece a correr a él, dándole tiempo a Scott que tome sus cosas.

—¡Tú!—gritó el rubio pasando por mi lado.

—¡Esquizofrenica!—esta vez fue Connor.

En ese momento fue cuando lance la espátula a alguna de sus cabezas.

Al no darle a ninguna, recibí un gesto de burla. Fue ahí cuando me quite el zapato amenazando con tirarlo.

Ellos abrieron sus ojos y salieron disparados.

Al cabo de unos segundos los dos ya estaban fuera y tratando de entrar al auto lo antes posible porque sabían que se venían los huevos estrellados contra el techo del auto.

Si... eramos algo salvajes, pero así nos queríamos.

Corrí a la nevera lo más rápido posible y tome un huevo que había allí.

Me apresure a llegar a la ventana y antes de que el auto se marchara, logre darle directo a la parte de arriba, así que con eso logrado, sonreí satisfecha y me fui a tirar sobre él sofá, que antes había sido pisado un centenar de veces.

¿Porqué las historias de amor siempre tienen tantos problemas?
¿Porqué siempre hay tanto impedimento para que estén juntos?

Si bien quería que mi vida sea sacado de un libro, no quiero seguir los mismos pasos de la protagonista. No quiero esperar a que el chico vuelva a mi, porque sí jamás lo hace... lo habré perdido y mi historia de amor terminara con un horrible final. Como siempre.

Tomé mi móvil y no tarde mucho en buscar su nombre entre mis contactos.

Batman.

No dude mucho tiempo en llamarlo.

Sonó una vez.

Dos veces.

Y hasta tres.

Creí que no contestaría y eso me aterró, pero me aterro mucho más lo que escuche del otro lado de la línea.

—¿Hola?—Era una voz de mujer.

Me fije si había marcado bien y si, era el número de Shawn.

Dude un poco si contestar o colgar directamente.

—Eh... Hola. ¿Esta Shawn?—Pregunté con timidez y miedo a la respuesta.

¿Porqué tanto miedo? Fácil.

Este era el momento en la historia donde me enteraba que él era casado, tenía 25 hijos, 10 perros, 80 autos y tal vez estoy exagerando pero entienden mi punto.

Los Amigos No Se Miran Así Donde viven las historias. Descúbrelo ahora