—Y entonces... ¿se besaron?—preguntó Meghan totalmente atenta a la respuesta que debía dar.
Claramente negué.
—Megh, tal vez lo hizo de buena persona. Vió a una chica que no se sentía feliz y simplemente quiso ayudar.—me encogí de hombros y suspire al ver su cara que decía muy claro que queria pegarme—Pero... si, me gusta.
Ella sonríe sarisfecha y le da un codazo a Hanna.
—Lo dijo.
La pelinegra manteniendo su cara amarga asiente—Si, al fin.
No la veía muy feliz por esto... si bien me preocupaba supuse que solo estaba irritada de escucharme todo el día hablar de un mismo chico.
—Buen día, ¿me permiten?—preguntó aquel mesero de la cafetería en donde estábamos tomando un descanso antes de volver a clase.
—Si, claro. Estaba todo muy rico—le comenté con amabilidad mientras lo ayudaba con las tazas.
El mesero se dedica a darnos una sonrisa a las 3 y se marcha.
—¿Ash volvió a molestar?—Fue Meghan quien habló esta vez y en respuesta mis hombros se movieron levemente hacia arriba.
Me había olvidado los problemas que había con ella. Todo iba tan de maravilla... tan de película, que la gente que opinaba ya no parecía tan importante.
Y no se en que parte de esta historia me dejo de importar el que opinaba la gente. Supongo que perdiéndome en sus ojos... ya no necesitaba que nadie más me mire o apruebe.
Ojalá algún día... él me mire como yo lo miro. Tengo tantas emociones juntas, que siento mi pecho explotar de lo acumuladas que están. Creo que es tiempo de descargarlas en un poema o algo.
Mis terapias de liberación de emociones eran un poco diferentes a las comunes. Cuando me sentía muy sola o triste, cantaba. Cuando mi corazón latía con fuerza ante una emoción linda, escribía poemas. Y con el enojo... simplemente explotaba. Aunque cuando ninguna de estas funciona y sigo con descontrol de sentimientos, me vuelvo un mar de lagrimas.
Si... es todo un caos.
Cuando el mesero nos trae la cuenta a pagar, las 3 juntamos dinero y le pagamos sin problemas.
Nos levantamos y entrelazadas de los brazos salimos de la cafetería que poco a poco se iba llenando de más estudiantes. Se encontraba frente al campus y las veces que hacía frío nos sentábamos en una mesa de aquí a tomar algo caliente.
—Mac, ¿hiciste el trabajo de comunicación social?—preguntó una compañera con la cual compartía la siguiente clase.
Lo había terminado anoche. Justamente por eso, hoy tengo tanto suelo que podría caer dormida en cualquier momento.
—Si, aunque tuve algunas dudas pero hice lo que me pareció que estaba bien. —Admiti mirando a la chica.
No me acordaba su nombre la verdad, así que me limitaba a contestarle.
—Genial, quería saber para no ser la única quien le pregunte algo al profesor. —Murmura con vergüenza y le sonrío.
—Ah si, no hay problema. Si te da mucha vergüenza puedo preguntarle yo.
Su cara de ilusión fue instantanea—¿Lo harías por mi?
No la conocía y no le estaba regalando 10 mil dólares. Así que me limité a asentir.
—Claro, no veo porque no.
Veo como Meghan y Hanna me llamaban para ir a clases ya por lo que me despido diciendo que luego la vería y me fui.
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Los Amigos No Se Miran Así
Novela JuvenilCuando el mundo está en contra de que dos personas estén juntas. Es porque juntos nadie podría hacerles daño. El amor sería tan fuerte que soportaría todo. Macailah. Desastre de emociones. Shawn. Tranquilidad envidiable. Por algo el destino los quis...