Capítulo 21

39 6 15
                                    

El mundo está en mi contra, o el destino.

No lo sé.

Pero ese beso jamás llegó.

Solo se escucho un pequeño maullido y luego un par de golpes en la puerta.

Cerré mis ojos con fuerza maldiciendo por dentro un centenar de veces y, por su lado, Shawn me dio una sonrisa tranquilizante. Se acercó a mí frente y deposito un suave beso allí.

—No desesperes.—Murmuró sonriendo.—Se cuanto me deseas.—Elevo su mentón con orgullo.

Le hice una mueca de risa falsa y me fui a abrir la puerta, encontrándome allí, a la persona que menos quería ver en este momento.

Mi padre.

—¿Qué necesitas?—le espeté con mala cara pero aún sin abrir la puerta del todo.

Su cara de sorpresa no tardó en llegar—¿Ni un hola? Jamás te eduque así.

Por mi parte no obtuvo más respuesta que un simple gesto con los hombros.

—Venía para hablar del viaje y que... recapacites en que es lo mejor para ti.

Lo mejor para mi estaba detrás mio tratando de escuchar que hablaba.

Chismoso.

—Papá no quiero hablar de eso. Ya te dije que no voy a ir y no vas a obligarme.—le murmuré lo suficientemente tajante—Ya soy mayor para decidir lo que creo mejor para mi. Te agradezco por preocuparte pero no cambiaré de opinión.

Él comenzó a negar—Estoy tan decepcionado de ti. Antes estabas decidida a irte y ahora... ni siquiera te reconozco. Cambiaste.

No voy a negar que eso tomo mi corazón, le clavo 5 estacas de madera, lo pateo y lo dejo ahí en el piso todo sucio.

Es la metáfora de que me rompió el corazón en muchos pedacitos.

Me armé de valor y tratando de demostrar que aquello no me afectó, lo miro totalmente seria, dejando de lado el nudo en la garganta.

—No cambié. Solo busqué la mejor opción para vivir feliz.

—No serás feliz.

—Papá...

—¡No lo serás!—me espetó de repente.—¿Qué te hizo cambiar de idea? ¿Un trabajo?

—No

—¿Amigos? Casi ni los tienes, puedes hacer nuevos.

—Si tengo, y no, no es por ellos. Es por mi.

—Un chico, ¿Verdad?

Y no pude responder.

Su rostro es como si se hubiera fundido en ira porque de repente la expresión de enojo estaba pasmada allí.

—Claro... un chico. ¿¡Un chico!? ¿¡Por un maldito muchacho echas a perder tu futuro y años de ahorros!?—Su voz ya estaba totalmente alzada, tirando gritos a más no poder.—¡No puedo creerlo!

Cada vez me iba encogiendo en mi lugar y algo me hizo alarmarme.

Una mano en mi hombro junto a un leve empujón para que me haga a un lado.

—Señor, le pido que se calme.—Habló Shawn con su típico tono neutro que usa con la gente.—No hay razón para gritar y menos aquí donde hay vecinos que quieren descansar.

Yo ni siquiera pude explicar o descifrar la expresión de mi padre pero de repente comenzó a reír como un loco.

¿Y a este que le pasa?

Los Amigos No Se Miran Así Donde viven las historias. Descúbrelo ahora