Capítulo 4

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Hoy no me había despertado con tanto humor como todos los días. De hecho estaba mucho más cansada que normalmente. Anoche no había podido dormir bien, la ansiedad me ganó y me despertaba a cada minuto ya sea por pesadillas o porque simplemente no podía conciliar bien el sueño.

Me prepare para ir a clases a paso de zombie y, aunque sabia que había chances de llegar tarde, no me apresure mucho. Este era uno de esos días que iba con pijama, era uno decente pero pijama al fin.

Tome mi bolso, mis llaves y justo cuando me iba a ir, mayonesa comenzó a maullar de que quería comida aunque en su plato ya había.

Ella, al igual que su dueña, tenía toc's y uno de ellos era que a pesar de tener comida ella tenía que ver cuando le colocabas su comida en el plato para comer. Antes de irme la acaricie, y suspire.

—Es que no puedo resistirme a ti. —sonreí y escuche un miau de su parte para luego cerrar la puerta e irme.

Meghan anoche me había dicho que hoy no iría a clases porque estaría cansada y con resaca, así que me prepare para un día sin compañera de clase. Hanna estaría pero en otra división así que solo nos podríamos ver en los minutos que teníamos fuera de las cuatro paredes y una pizarra.

Conocía a pocas personas que vivieran en las residencias pero lamentablemente de esas pocas, la gran mayoría no me llevaba bien. Eran un grupo de chicas que se la pasaban gritando en los salones o mirando mal a cual bicho pasara.

Sinceramente jamás entendería la necesidad de hacerlo pero es su mundo y no el mío, así que, quién soy yo para opinar, ¿verdad?.

Seguí caminando hasta una parte del campus que llevaba al aula donde me tocaba pasar las próximas 2 horas de mi día. Luego debería ir a otro que esta en la punta más lejana del campus para terminar con 3 horas de "psicopatología", valía la pena caminar tanto, era de mis materias preferidas.

Al llegar entré sin mucho más que pensar y busque un lugar para sentarme que me de una buena vista a la pizarra y a la vez se escuche bien al profesor, aunque para mi mala suerte, ese lugar también me dejaba al lado de uno de mis dos mejores amigos, Scott. Normalmente siempre nos sentábamos juntos pero eso me traía un gran problema con mi déficit de atención.

Nos la pasábamos haciendo estupideces, a veces se ponía cosas sobre la cabeza, en otras hacíamos un drama en el medio del aula tal vez gritando o quejándonos el uno del otro, éramos como dos pequeños hermanos que a veces se querían y otras simplemente querían arrancarse los pelos. Era gracioso pero mi atención a clase con su presencia era muy reducida.

—Bien. Ayer nos habíamos quedado en la página 135 del libro de el libro "Psicopatía cínica". Así que espero y hayan leído porque haremos una puesta en común par-...— El profesor se detuvo cuando una persona abre la puerta en medio de todo el silencio.

Aquella persona al ver que todos giramos la cabeza hacía su dirección se apresuró en tomar asiento, pero en su rostro tan... sereno, no se notaba ningún tipo de nerviosismo, supongo que se apuró por respeto a la clase y no porque se sintiera intimidado. Se sentó delante de todo en un lugar que sobraba, callado como siempre. A veces me preguntaba si era para dar misterio o simplemente era así porque sí.

No había podido evitar seguirlo con mi mirada, era tan lindo... su forma de caminar era rara pero no rara de malo sino que caminaba como si los problemas de la vida le importarán poco, tranquilo, relajado, ignorando miradas a su paso.

Pero ya, claramente no llamaba su atención, y no podía andar esperando a que por arte de magia pase algo.

Era diferente en público que en un lugar de confianza, lo había notado por como se expresaba cuando estábamos en la reunión y por como es ahora que se encuentra en un montón de gente con la que no lleva mucha relación. Su expresión facial es diferente, esta un poco más tensa.

—¿Qué miras? yo tambien quiero ver. ¿Chisme?—Se me acerca derrepente Scott haciendo que me sobresalte al instante—

—Miro al profesor, pesado. Presta atención—Dije tratando de que me crea y no empiece a interrogarme sobre porque estaba babeando por el pelinegro que acababa de entrar. Trato de concentrarme en la clase—

Todavía es muy pronto para decirle a alguien que Shawn me parece atractivo.

—Ah pero que atrevida... miras al profesor—susurra mientras ríe—¿Necesitas nota para este semestre?.

El muy imbécil...

—Ya callate, te va a escuchar. Lo miro para prestar atención, dios que mal pensado—Susurro golpeando su hombro y poniéndome roja al instante—

Que verguenza por dios.

El rubio a mi lado solo reía. Imbécil.

La clase siguio y siguio por dos horas más hasta que por fin era hora de tomar las cosas e irme. En el transcurso que lo hice logro ver a Scott hablando con Connor, así que como gran amiga me acerque para molestarlos.

Y qué mejor forma de molestar a Connor que abrazandolo.

—Hola Cony, ¿Me extrañaste?

Lo observó con una sonrisa inocente y ladeo mi cabeza de costado con la intención de verme un poco más dulce y sin maldad en mis actos.

—No. Que asco, fuera fuera, shu—Se queja poniendo mala cara y tratando de quitarme de su lado—

Con mi peor cara le saque la lengua—Ya vas querer mis abrazos y yo no te los voy a dar.

—Mac, nadie quiere tu intensidad tan cerca—Confiesa Scott.

Ah... con que así se siente la traición.

—Nadie te hablo a ti, tonto.

—Hey, puedes herir sus sentimientos así. No seas grosera porque después te quejas.—Me recrimina Connor y mi enojo se aumenta más—

Es que estos dos tienen un diplomado en hacerme enojar, ni siquiera se los puede llamar mejores amigos. Bueno si, pero unos mejores amigos... malos. Si eso, mejores amigos malos.

—¡Ay dios mio, ya no los aguanto! Me voy.

Tome mi bolso dándome media vuelta e indignada comienzo a caminar hacia la puerta.

—Ve tranquila, Minion violeta. —Escucho como gritan los dos casi al mismo tiempo mientras ríen.

Les levanto mi dedo del medio sin darme vuelta y cruzó la puerta para salir a los pasillos de la universidad.

Cuando se ponen de acuerdo para hacerme enojar lo logran hasta en la máxima potencia que se pueda decir.  De todas formas, los quiero, siempre me hacen reir, me hacen pasar un buen rato y cuando los tres somos cómplices de alguna tontería es mucho más divertido. Se que puedo contar con ellos si de algo importante se tratase.

Mi grupo de 3 junto a ellos dos es como con Hanna y Meghan.

Scott es el alto basquetbolista que se cree popular.

Connor es el más inteligente de la clase y por lo tanto la persona más narcisista que se puede encontrar en el mundo.

Y yo sigo siendo el mismo bicho raro como en cualquier ámbito de la vida.

Aunque no me parece mal ser un bicho raro. A veces es divertido ser uno.

Siempre y cuando la realidad... no te aplaste.


Los Amigos No Se Miran Así Donde viven las historias. Descúbrelo ahora