Supe que esa sería la última vez que lo vería.
Y si bien algo en mi mantiene la esperanza, otra parte no cree que "Todo va a estar bien". Tampoco se a lo que se refería con eso, pero no podía creerle.
Los dos grandotes me dejaron sola una vez que subí al avión y como sabía que ante cualquier cosa ellos me estarían esperando abajo, no tenía más remedio que aceptarlo y buscar mi asiento.
Oh, sorpresa. No tenía ventanas.
Mejor. Tal vez tonto y re tonto se alarmaban porque no me veían.
Me senté del lado del pasillo porque el otro asiento ya estaba ocupado por alguien que su cara era tapada por un... ¿diario?. Debe ser alguien mayor, nadie lee diario en estos tiempos.
Una vez me senté y "relaje", me terminé de derrumbar. Sentía el peso del mundo sobre mi aplastandome y dejandome cada vez más pequeña.
Lo perdí, perdí a la persona que estaba segura que sería mi felices para siempre. Ni siquiera pude darle un beso.
Debí abrazarlo más tiempo la última vez que lo vi.
Algunas lágrimas bajaban por mi mejilla y mis manos temblaban de a poco.
¿Porqué pasaba esto? ¿No había sido buena hija? ¿No había sufrido lo suficiente que ahora debían separarme de lo que yo consideraba felicidad? Ni siquiera tengo un móvil para comunicarme, no tengo nada.
Voy a dejar atrás mi vida, mi infancia, mi gatita, mis amigos. Voy a dejar atrás todo por un capricho de alguien que no debería tener tanto poder sobre mi vida.
Nada de todo esto tiene sentido. ¿En que momento mi vida se transformo en un puto caos?
Ni siquiera se que voy a hacer, como voy a sobrevivir. ¿Alguien me estará esperando en España? Todo está yendo tan rápido que hay cosas que ni siquiera tienen explicación.
Tal vez el señor pueda ayudarme en algo.
Éste aún seguía con él periódico era sobre una noticia vieja, una muy triste. De una chica que mataron en un psiquiatrico, aún no encuentran al asesino.
—Recuerdo que ese día muchos internos escaparon—mencioné algo incomoda—pobre chica.
—Y otros murieron. Me pregunto quien habrá sido el loco que mató a medio psiquistrico.—me responde y cuando carraspeo un poco, baja lo que leía dejandome ver su rostro.
No era un señor, para nada que lo era. De hecho era un chico joven, solo uno o dos años mayor que yo. Ojos grises, pelo alborotado, una mirada escalofriantemente oscura, una postura recta. Era... como un modelo pero con mucho mucho misterio a su alrededor.
Olía a muerte.
No se como huele la muerte, se que un muerto tiene olor a podrido pero el tenía olor a muerte, a que en sus manos carga mucho.
Ahora que tenía su atención al menos podía pedirle algún móvil para comunicarme.
—Disculpa, no quise molestarte. Quisiera preguntarte si tenías algo con que comunicarme, olvidé mi teléfono.—mentí mirandolo con algo de desconfianza.
Su forma de mirarme me decía mucho pero a la vez nada.
No pude evitar un escalofrío cuando su sonrisa apareció en su rostro.
—Claro. Por cierto, soy Killian, un placer.—me tiende un móvil y aún manteniendo su sonrisa vuelve a hablar—Seremos compañeros de vuelo.
Le sonreí con amabilidad pero algo incomoda. No porque me diera malas vibras pero algo en él sacaba mi lado de alerta.
Killian...
Quien sabe.
Oh, esperen, le llegó un mensaje.
Imbecil Russell
Hola Valkiria. Te dije que todo estaría bien.
Miré a Killian quien me miraba con intriga pero aún mantenía esa maldita sonrisa burlona en su rostro.
—¿Ahora si confías en mi? ¿O las manos te seguirán temblando cada vez que me veas los ojos?
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Los Amigos No Se Miran Así
Teen FictionCuando el mundo está en contra de que dos personas estén juntas. Es porque juntos nadie podría hacerles daño. El amor sería tan fuerte que soportaría todo. Macailah. Desastre de emociones. Shawn. Tranquilidad envidiable. Por algo el destino los quis...