Los rayos del sol que entran por la ventana del hospital se reflejan en mi rostro enrojecido, al parecer es un día magnífico haya afuera, es una lástima que me encuentre postrada en esta cama.
Mientras estoy recostada en este lecho me pregunto que fue lo que me orillo a tomar decisiones erróneas, ¡¿cómo es que caí ante tantas mentiras y manipulaciones?!, muchos pensamientos rondan en mi cabeza, pero la única premisa que permanece es la idea de la venganza. Sé que el ser humano no tiene la capacidad de poder lidiar con tantas emociones y menos que queden atrapadas en su interior porque siempre buscan salir de alguna manera y yo no soy la excepción a esa regla porque acabaron con lo que más me importó.
Haré pagar a todas las personas que me hicieron daño y con el apoyo incondicional de las personas que menos me imagine llevaré a cabo este plan.
Es momento de que el mundo arda en llamas, pero antes de eso, debo recuperarme y cobrar fuerzas.
Debo regresar a mis recuerdos y leer las cartas que están en ese sobre rojo.
Necesito retroceder en el tiempo y evocar todo aquello que sentí cuando solo era mujer ingenua que vivía en un mundo de fantasía.
Como puedo me siento y miro hacia el buro que está pegado a mi cama, abro uno de sus cajones y tomo todas las cartas que están en ese sobre alargado, veo la primera y empiezo a rememorar esos sentimientos que trato de enterrar.
Todo comenzó cuando solo tenía 17 años de edad y escribí una carta sobre un sueño que tuve por mucho tiempo hasta que comprendí por qué se repetía en mi cabeza una y otra vez.
Ocho años atrás
– Ese sueño –
Estaba lloviendo y a lo lejos se escuchaban mis pisadas, eran fuertes, precisas y caminaba con seguridad, recuerdo que llevaba tacones rojos de puntas muy finas.
Me veía bellísima, demasiado perfecta para ser real, pues llevaba un vestido de color rojo escarlata acompañado de un bolso negro, llovía a cántaros ese día, por lo que, llevaba conmigo mi paraguas negro que posaba sobre mi mano derecha mientras entraba a esa gran fiesta.
Cuando estaba dentro pude notar que había gente poderosa porque se veía refinada, frívola, banal y elitista. Note que no pertenecía ahí, pero solo había ido para corroborar algo, el problema es que no recordaba que era. Conforme fue entrando más gente observé que se colocaban mascarás para el baile porque era la temática, así que como pude me acerqué a unas personas de ahí y sin que se diesen cuenta tomé una mascará de sus pertenencias sin permiso.
Era negra en forma de cisne, tenía unas cuantas piedras diminutas que cubrían a las orillas, me la puse y me mezcle con la gente de ahí; muchos se veían realmente felices por lo que estaba ocurriendo, otros reflejaban que habían ido por compromiso, pero de la nada empezaron a tocar el piano y algunas personas escuchaban con atención las melodías hasta que alguien se acercó detrás de mí, me tomo de los hombros y me giro sobre mi eje para que lo contemplara.
Era un hombre muy alto, su vestimenta era clásica y su fragancia se impregnaba con facilidad, tomo mi mano y me hizo girar como un trompo, él quería bailar, así que lo mire con detenimiento y sus ojos manifestaban misterio, su respiración cautivaba al público sin necesidad de llamar la atención, tenía presencia porque se veía sublime.
Me tomo de la cintura sin permiso y empezamos a danzar poco a poco, la gente comenzó a mirarnos mientras chismorreaban, no entendía qué pasaba, pero sé que lo sentía con él era más fuerte de lo que yo imaginaba, pues su tacto con el mío aceleraba mi corazón.
Me estremecí entre sus brazos cuando bailábamos, sé que fue así por un par de minutos, también recuerdo que sus manos se rozaron con las mías y yo sentía que tocaba el paraíso, no existía nadie más, solo éramos él y yo contra el mundo, así me hizo percibirlo, pero la composición que tocaba aquel músico acabo, él me soltó y se escabullo entre los demás. Pude sentir como se apartó, pero no lo mire porque mis ojos se mantenían cerrados, ya que no podía creer lo que estaba pasando, mi cuerpo estaba quieto porque estaba disfrutando aquella sensación que dejo ese hombre en mí hasta que deje de soñar despierta y mire a mi alrededor.
Lo busqué con la mirada, pero no lo veía por ninguna parte, empecé a explorar el lugar para ver si lo hallaba, subí los peldaños que dirigían a una zona más privada de ese lugar y cuando estaba ahí en ese punto más tranquilo analicé el sitio con detalle, de la nada escuche risas que provenían del balcón que estaba cerca de ahí, trate de acercarme de forma discreta, aunque fue en vano porque una mujer de cabello rubio paso corriendo y me empujo levemente haciéndome que perdiera el equilibrio y me cayera ahí mismo, nadie lo noto porque estaban demasiado ocupados con sus cosas, pero yo si lo vi y lo peor de la situación es que me había lastimado el tobillo, como pude me levanté del suelo y observe a las personas que estaban ahí, unas cuantas personas charlaban y reían sin disimulo mientras que otras pasaban por el pasillo.
Cuando perdía toda esperanza de encontrar aquel caballero misterio, escuche algo que me hizo girar nuevamente, él estaba saliendo de una habitación, mi corazón se aceleró por la gran emoción de encontrarlo, pero todo aquel bello sentimiento que se marcaba sobre mi pecho desapareció debido a que una mujer salió detrás de él, lo vi con aquella mujer de cabello rubio que me había golpeado hace un par de instantes.
Mi mundo se desvaneció en una fracción de segundo y no entendía el porqué de estos sentimientos.
Cuando la tomo de los brazos la estrujo ligeramente y la beso con fervor, ella sonrió como una niña pequeña, pero lo que me hizo sentir más mal, fue que la miro de una forma tan especial, su mirada no era de deseo ni de cariño, su forma de contemplarla fue de amor verdadero, de esos amores que no se rompen con nada, que aunque se fracturan se seguirán amando hasta el fin de los tiempos, en ese instante salí corriendo de ahí y pude recordar que era lo que tanto buscaba...
No me detuve a mirar nada, solo me fui de ahí a toda prisa, pero a lo lejos unas luces se reflejaron sobre mi cara, era un carro que venía a toda velocidad, trate de evadirlo, pero en ese instante desperté de ese sueño tan confuso que tuve, era momento de ir a mi colegio, pues era mi primer día de clases y no podía perdérmelo.
Actualidad
Ojalá hubiera hecho caso a mis instintos desde un principio –digo a mis adentros mientras veo como mi amigo sigue dormido en ese sofá–
No ha dormido en toda la noche por cuidarme y en estos momentos me siento inútil porque dependo de alguien más como años anteriores de mi vida, la ira se desata en mi pecho y solo recuerdo mi objetivo principal.
<< ¡VENGANZA! >>
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La venda en mis ojos © ✅
RomanceTodos tenemos una venda en nuestros ojos, la cual cubre las crudas realidades de la vida. Elisa lo sabe mejor que nadie, porque amar te hace dueño del soñar, pero también te hace dueño del odiar. La pregunta es: ¿Quién le quita la venda que cubría...