Capítulo XVI: Tu regreso (Editado)

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—Necesito descansar –le digo a Alejandro–

—Claro Elisa, dejaré que despejes un poco tu mente y mañana vengo a verte, por favor cuídate. –se acerca a mí y me da un beso en la frente.–

—¡Gracias! –le tomo su brazo con afecto– Alejandro –lo miro a los ojos con preocupación–

—¿Sí? –se pone en cuclillas frente al lado de mi cama–

— No dejes las cartas aquí, por favor. –le ruego con la mirada–

—No te preocupes, las llevo en mi mochila. –abre el cierre de su morral y me muestra que las lleva dentro–

—Está bien, por favor no dejes que te vea nadie y cuando salgas de la habitación sé discreto.

—Lo haré, me tengo que ir.

—Lo sé. ¡Gracias! –le doy mi más sincero agradecimiento y no porque me haya cuidado sino porque él me ayudará a llevar mi plan acabo.–

—Es un placer. –se levanta, toma sus cosas y se va del cuarto–

Cuando cierra la puerta un nudo en mi garganta se forma, sé que no debería llorarle a la persona que me dejo en estas condiciones deplorables, pero me es difícil no hacerlo porque a pesar de que me mando a matar y me dejo postrada en esta cama sin fuerzas, es complicado amarlo y odiarlo.

Y más cuando espero un bebé, algo que tanto soñé.

De verdad que siempre quise ser madre, pero no estas condiciones. Al menos no de esta forma tan desgarradora que me quiebra por dentro y sí, quiero vengarme y no por amor, sino por una injusticia, por una verdad que me rompió por dentro.

Una realidad que te perfora las venas, una evidencia que no te deja respirar, pero la peor situación es saber que las cosas reales deben salir a la luz y es más doloroso saber que esa verdad viene de las personas que menos te imaginas.

Mi vida fue una mentira, ahora lo sé.

Sé que hay verdades que te desploman y destrozan en lo más profundo de tu ser y gracias a eso ahora soy partícipe del abismo de pasiones, traiciones y venganzas.

La verdad por sí sola es amarga, pero es cruda cuando te das cuenta de que muchas cosas que creías ciertas son mentira.

Ese día odié que Jeremiah entrará por esa puerta y me dijera lo que mi corazón no quería escuchar, pero sabía, la verdad que no quería ver por mí misma hasta que me trajo pruebas de lo que hizo con las personas que quise.

Mi mundo no se derrumbó... Se desvaneció ya que todo fue planeado. Ahora sé quienes son todos y solo puedo confiar en dos personas.

<<Jeremiah y Alejandro>>

La venda en mis ojos  © ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora