Actualidad
— Necesita su dosis de medicamentos –dice la enfermera que entra por la puerta–
— Está bien –le hago señas a Alejandro de que paremos la conversación que estamos teniendo, mientras que él se levanta del asiento para ir al baño–
—Gracias por su apoyo en estos momentos. –miro a la enfermera con delicadeza–
—Es mi trabajo servir a los pacientes, ¿Desea que la dejemos sola? –me pregunta mientras pasa analgésico con una jeringa–
—No, te agradecería que te retires por favor.
—Bien –responde– Solo le recuerdo que en una hora y media termina la hora de visita.
—Lo sé, disculpa ¿Cuánto tiempo tendré que estar aquí? –le cuestionó–
—Depende de usted, recuerde que cada recuperación es diferente, pero si desea le preguntare al médico que está a cargo de usted, lo importante es que ya no tiene infección en su lesión y su recuperación ha sido más rápida de lo que esperábamos, ya que una herida de bala es algo delicado. –toma la jeringa y se aleja un poco de mí– ¿Desea que cierre las cortinas?
—Por favor –le digo con voz quebradiza, ya que siento como hace efecto el analgésico en mi cuerpo–
—Otra cosa, señorita Waller, es importante que revisemos con un ultrasonido como se encuentra su embrión, ya que perdió mucha sangre por la agresión que recibió, pero afortunadamente pudimos salvar su embarazo y... –la interrumpo–
—Basta, no quiero hablar del tema, solo hablaré de eso con mi médico. –salen lágrimas de mis ojos porque sus palabras son como un hierro caliente que traspasa mi garganta, no sé qué decisión debo tomar respecto a eso, pero lo único de lo que estoy segura es que no dejaré mi plan sin culminar–
—Está bien, lamento haberla incomodado, si no requiere alguna otra cosa me retiro.
—Por favor y pregúntale al médico de cuando podre irme de aquí –le digo sería–
—De acuerdo, la dejo a solas con su acompañante. –sale del cuarto y cierra la puerta–
Respiro con dificultad porque siento demasiada frustración por estar en esta cama, trato de acomodarme despacio, pero Alejandro sale del baño y me apoya.
—Deja te ayudo Elisa –me dice él–
—Yo puedo sola –le digo un poco molesta–
—Pero Elisa le va a hacer daño al be... –le corto de golpe su oración–
—¡Que no! –digo molesta–
—Lo siento Elisa no quería que tú...
—Está bien, solo te pido que no hables del tema, por favor, no quiero que nadie se entere de que estoy embarazada de él. –le digo tajante–
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La venda en mis ojos © ✅
Storie d'amoreTodos tenemos una venda en nuestros ojos, la cual cubre las crudas realidades de la vida. Elisa lo sabe mejor que nadie, porque amar te hace dueño del soñar, pero también te hace dueño del odiar. La pregunta es: ¿Quién le quita la venda que cubría...