Habían pasado meses desde que conocí a Oliver, durante ese tiempo descubrí todo lo que le gustaba y lo que le desagradaba, todos los días cuando iba a la escuela lo esperaba con ilusión.
Cada vez que entraba por esa puerta el corazón me palpitaba muy fuerte a tal punto de que se me quería salir por el pecho, me sonrojaba y me mordía los labios sin discreción, mis ojos brillaban como si fueran estrellas, ya que para mí él era mi lucero en mi sendero oscuro, pues cuando él estaba en mi entorno todos mis problemas se desvanecían incluso mi madre lo notaba.
Unos días después de que sentarán a Oliver Gael detrás de mí, recuerdo que mis ojos decían que querían emoción y aventuras, la realidad es que si lo deseaba con el alma, aunque tenía miedo ante las críticas de los demás porque lo que más me aterraba era eso, aunque ya no era una niña pequeña tenía temor, pero sobre todo tenía miedo a enamorarme y que me destrozarán el corazón, ya que a pesar de ser alguien abierta con los demás muchas veces me lastimaron por ser diferente, por lo que solo decía lo necesario y cuando me empezaban a preguntar sobre mí, evadía las preguntas a toda costa sin importar lo que tuviera que hacer.
Los meses avanzaban sin detenerse y mis sentimientos crecían cada vez más, no podía contenerme, solo con mirarlo lo deseaba más que a la vida misma, mi madre me decía que yo había cambiado demasiado porque me había vuelto más abierta y más popular, ¡y vaya que tenía razón!, por alguna situación que desconocía los chicos me veían con más deseo, algo que anteriormente no pasaba y aunque me emocionaba la idea de gustarle a muchas personas realmente al único que me interesaba gustarle era a Oliver, él era muy seductor con todas las chicas, pero a pesar de eso conmigo era diferente porque a mí no me veía como una conquista, su trato conmigo era más cálido, sentía que nuestros corazones se sintonizaban y nuestras mentes congeniaban.
Dos veces a la semana nos tocaba la clase de artes y tres veces a la semana clase de lenguas extranjeras. Cuando eran esas clases era algo muy especial para mí, porque a Oliver le encantaban los idiomas y no le gustaba dibujar, pero a pesar de ello recuerdo que dibujaba tan bien porque me encantaba ver como su cabello se deslizaba sobre su cabeza con tan sutileza que ni siquiera se notaba el movimiento, aunque yo si lo notaba, cuando hablaba en francés era algo tan sensual y erótico porque cuando musitaba palabras en otros idiomas siempre se acercaba a mi oído a susurrarme como si me recitará poesía en otra lengua que no entendía, la voz que él tenía era una voz grave y un poco ronca, por eso me encantaba estar con él, porque él me hacía feliz, mucho tiempo fue así.
Cinco meses después
Había llegado el día en que todos los estudiantes pierden la cabeza ¡¿y por qué?!
<<Viajes escolares>>
La escuela nos organizó una excursión a uno de los lugares más bonitos de nuestro país, donde había muchas cosas que hacer, uno de los sitios a los que teníamos que ir era a una feria que solo se pone una vez al año. Era tan famosa por todos los juegos que tenía y los precios tan accesibles de la comida, está feria era una belleza ante los ojos de los demás porque la gente contaba que si tú tenías la oportunidad de encontrar al amor de tu vida bajo la luz de la luna creciente en ese lugar esas dos personas estarían entrelazados por el resto de sus días, claro que para mí era una locura, ya que eso no lo creía porque eso solo pasa en las películas de romance o de fantasía, la vida real no era así, pero a pesar de eso no sabía que es lo que el futuro me depararía y lo que ocurriría en esa feria así que solo por un instante pequeñito quise creer en esas historias.
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La venda en mis ojos © ✅
RomanceTodos tenemos una venda en nuestros ojos, la cual cubre las crudas realidades de la vida. Elisa lo sabe mejor que nadie, porque amar te hace dueño del soñar, pero también te hace dueño del odiar. La pregunta es: ¿Quién le quita la venda que cubría...