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Lena PV

Estoy feliz, más que eso la verdad, jamás creí que habría alguien que me amara a mí, no por mi dinero, y este sentimiento es maravilloso que quiero que dure para siempre.

Tengo novia y tengo ganas de decírselo a todo el mundo.

Pasamos el resto de la mañana hablando y controlando a Kira, al mediodía preparamos la comida de las tres y después Kira se quedó dormida.

La llevamos a mi habitación que era la que estaba más cerca  del salón y después nos sentamos en el sofá y seguimos hablando.

—¿Crees que Kira lo aceptara?—le pregunté.

—Estoy convencida, pero es muy pequeña para entender que eres mi novia, creo que no verá ningún cambio importante de las veces que nos vemos.

—Tienes razón.

—Además ella desde el principio me preguntó si serías su mamá. —dijo sonriendo recordando ese momento, yo también.

Por supuesto en aquel momento nos pilló por sorpresa.

—Bueno, supongo que no notará la diferencia hasta que le digas que puede llamarte mamá y vivamos juntas. —dijo Kara y yo me sonrojé.

—Eso sería...

—Cuando nos casemos. Pero no te lo estoy pidiendo ahora mismo, quiero disfrutar de nuestro noviazgo junto con Kira.

—Sí, yo también quiero eso. —me apoyé en ella.

—Ayer sin duda fue una buena navidad y hoy también. —me dijo.

—Hoy sin duda es mi día favorito y sin duda es el mejor regalo de navidad que podía desear.

—Bueno también ha sido un buen regalo para mí.

—¿Qué hacemos ahora?

—El proyecto ya está terminado así que nuestra relación ya no puede afectar a los negocios y no recibiremos sermones de nuestros padres por ello. Pero pienso que vernos todos los sábados y pasar el día las tres juntas, como hemos hecho hasta ahora, es lo mejor que podemos hacer.

—Sí, tienes razón. —me cogió la mano y entrelazamos los dedos. —me gusta esto, estar así contigo disfrutando de la tranquilidad, mientras que Kira está durmiendo cerca de aquí. —le dije.

—No sé si podré aguantar no verte entre semana, esperar a los sábados. Antes se hacía llevadero porque hablábamos mucho por el proyecto, pero ya no tenemos excusa para eso. Te voy a extrañar.

—Yo también, se me hará la semana muy larga para volver a verte.

—Supongo que nos acostumbraremos o encontraremos la forma aunque sea hablar por teléfono.

—Sí, siempre encontraré la forma de hablar contigo, puedo preguntarte todos los días como está Kira y que es lo que hace etc. —le dije.

—Quieres mucho a mi hija ¿eh?

—Como para no quererla, es un encanto de niña y es muy tranquila, aunque me preocupa nuestro futuro con ella. Va a ser muy exigente. —Kara se rió por ese último comentario.

—Puede ser, aunque creo que ya lo es, un poco. —dijo.

—Quiero mucho a Kira y más aún al saber su pasado, solo quiero abrazarla y darle muchos mimos, oír su risa, pasar tiempo con ella.

—Sé lo que quieres decir, por esa razón no la he llevado a la guardería aún. Puede que sea egoísta al tenerla solo para mí, pero tengo mucho que recuperar y ella ya ha sufrido un abandono y no quiero que por mucho que la deje en la guardería durante el día mientras estoy trabajando, piense que la he abandonado también. El primer mes no quería alejarla de mí y mis madres lo aceptaron y bueno para tener solo 3 años sabe muchas cosas, como el alfabeto, habla bastante bien, sabe escribir. Además entiende que cuando vamos a la oficina es para trabajar, así que cuando llegamos siempre saluda a Diana con un abrazo y después entra en el despacho y va directa a su mesa, saca sus cosas de la mochila que lleva arrastrando y se dispone hacer sus deberes. No tuve que decirle nada.

—Claro que no, ella quiere ser como tú, te imita, sabe que cuando llegas vas directa a tu mesa y empiezas a trabajar. La verdad, las veces que os he visto, las dos estáis muy concentradas en vuestras cosas, sois dos gotas de agua. Me encanta veros así.

—¡Mamá! —oímos el grito en la habitación.

Nos levantamos corriendo y fuimos al dormitorio, porque por su grito había pasado algo.

Kara se acercó a la cama y abrazó a la pequeña que estaba llorando.

—¿Qué ha pasado? —preguntó Kara preocupada.

—Mal sueño. —dijo.

Me dolía verla así, miré a Kara y en su mirada vi que me pedía que me uniera y lo hice, me acerqué a ellas y me senté en la cama. Kira al verme soltó a su madre y me abrazó a mí.

—No pensamos en darte tu osito. —dije mientras le acariciaba la espalda.

Mientras le masajeaba la espalda pude sentir como su respiración se calmaba hasta volverse pausada, se había dormido de nuevo. La moví con cuidado y la tumbé, le limpié la carita y me la quedé mirando.

No sé de donde vino pero tararee una nana irlandesa, creo recordar que mi niñera me la cantaba cuando tenía la edad de Kira, esa mujer era irlandesa y una maravillosa persona.

—Mami. —dijo en un tono dormido.

Eso me pilló desprevenida, miré a Kara que no hacía más que sonreír. Ella me miró y asintió, no sabía que quería decir con eso, miré a Kira y volví a mirar a mi novia que volvió a sentir. Ella me estaba diciendo que aceptara esto ya que era mi realidad.

Miré a Kira que seguía dormida y le aparté el cabello que tenía pegado en la cara.

—Si mi pequeña. —le dije casi sin voz.

Sentí como Kara me cogía de la mano y la miré.

—Esto es lo que quiero Lena. —dijo en voz baja.

—Yo también. —volvimos a mirar a la niña que seguía durmiendo como si no hubiera tenido un mal sueño.

No sé cuánto tiempo estuvimos así, nos olvidamos por completo del resto del mundo, era como si el tiempo se hubiera detenido en esa habitación.

Familia SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora