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Narrador PV

Un psiquiatra examinó a Lex en la comisaría por petición de Lionel, pero no estaba colaborando, así que entró un detective para hablar con él y ahí lo soltó todo, el psiquiatra lo escribía todo desde el otro lado de la ventana. Cuando terminaron, el médico habló con Lionel.

—Señor Luthor, su hijo tiene un serio problema con su nuera y hermana, no le puedo llamar loco porque no es el termino correcto. Pero tiene un trastorno grave, se puede decir que roza al psicótico. Para la policía es un psicopata en potencia, aunque aún no ha hecho nada, pero es mejor no arriesgarse.
—Entiendo, entonces ¿que hacemos?
—Encerrarlo en un psiquiátrico cuanto antes.
—De acuerdo, ¿puede hacerlo?
—Si señor, me ocuparé de todo. De momento recomiendo que se quede encerrado en el calabozo hasta que lo tenga todo listo para trasladarlo.
—Gracias doctor.—se estrecharon la mano y Lionel se fue de la comisaria y no miró atrás.

Kara PV

Dos meses después encontré una casa lo bastante espaciosa para mi familia, con jardín grande, piscina, garaje para dos coches.
La compré y usé el sistema de seguridad más sofisticado que no estaba en el mercado. Mi suegro me lo dio porque era lo mejorcito en seguridad hecho por Luthor-Corp. Lo instalaron, tenía cámaras tanto dentro de la casa como fuera, además en el muro, también sensores de movimiento y de pisadas por el césped frontal.

Después contraté otro camión de mudanzas para trasladar todo lo que había en los trasteros e instarlos en la casa. Colocaron los muebles del salón y el comedor, nuestra cama en el primer piso y la cama de Kira que era la más difícil además del resto de los muebles de su habitación.
Vi que el salón estaban todas las cajas, así que llevé las de la cocina a su sitió, las abrí y empecé a guardar las cosas.

Tenían que hacerlo sola, porque Lena ya estaba de cinco meses casi seis y no podía levantar peso y como es cabezota haría cosas en vez de descansar, así que no sabía que ya teníamos casa y que estaba colocando nuestras cosas.
Todo eso me llevó unas semanas trabajando todos los días.
Vi la habitación de mi niña, estaba un poco desolada, las paredes demasiado lisas, así que tapé el tobogán y la cama y me dediqué hacerle un mural en la pared libre de la cama.
Hice lo mismo en la habitación de mi bebé, aún no sabíamos lo que iba a ser, pero necesitábamos tener la habitación lista.
Siempre que Lena tenía revisión, iba con ella, era mis momentos favoritos, ver al bebé y saber que está bien. Por supuesto también me levantaba a las tantas para sus antojos e incluso contraté a un asistente para que se ocupara de todos los antojos que mi esposa que tiene durante el día en el trabajo ya que yo no podía.

Me deshice de todas las cajas de mudanzas y fui a casa a por mi familia, quería que la vieran y después, dependiendo de como estuviera Lena, iríamos a comprar los muebles para el bebé.
Fui a casa de mis madres y vi a mi amada esposa y a mi hija en la cocina preparando galletas.

—Hola.
—Mamá.—dijo Kira, se bajó de la escalerita y se acercó a mi y me abrazó, por supuesto me llenó de harina.
—Kira.—dijo Lena.
—Lo siento mamá.—dijo apartándose.
—No pasa nada, se va si se sacude.— me sacudí el jersey por delante.—¿Ves? —ella sonrió.

Lena se lavó las manos y se las secó con un trapo limpio y después me hizo girarme, me sacudió la espalda.

—Ya está.
—De acuerdo.— me giré y la besé.—gracias.
—Nada.
—¿Porque no os vais a cambiar? Tengo una sorpresa para vosotras.
—Vale.—dijo Kira limpiándose las manos sobre el delantal y después se fue de la cocina.

Miré a Maggie que solo sonreía.

—Terminaré con las galletas.—dijo.
—Gracias Maggie.—le dije.

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