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Kara le contó lo que sabía a Lena, aprovechó la noche para hablarlo porque Kira estarían durmiendo.

—Bueno, si dicen ellos que lo tienen todo controlado, no te preocupes. No dejaran que te quiten a Kira, ni siquiera yo permitiré que eso suceda.

Se abrazaron, esta vez fue Kara quién apoyó la cabeza en la clavícula de Lena mientras ella la abrazaba y la acariciaba para tranquilizarla y que se sienta protegida.

Llegó el sábado, las cosas se habían calmado, las tres se prepararon para marcharse a casa de los Luthor.

Lena era la que conducía ya que se conocía muy bien el camino, aunque Kara haya estados varias veces, aún no se lo había memorizado.

—Mis padres me llamaron ayer y me dijeron que iba a estar mi hermano, así que lo vas a conocer. Me hace ilusión la verdad. —dijo Lena.

—Seguro que es tan buena persona como tú.

—Sí, pero es mucho más listo que yo.

—Mentira, tu eres un genio y por lo que me dijiste, tu padre está orgulloso de ti, puedes manejar la empresa sin su ayuda y no es un caos y parece ser que la central de Metrópolis no hay quien trabaje, ¿no?

—Sí, no se le da muy bien administrar.

—Mami, ¿puedo llamar abuelos a tus papás?

—Claro que si preciosa, eres mi hija, así que es normal que los llames así. Además conocerás a tu tío también.

—¿Tengo un tío?

—Sí.

Llegaron a la mansión Luthor.

—No me canso de ver la mansión de tus padres, parece más bien un castillo.

—La casa de tus madres no es pequeña precisamente.

—Lena, en mi casa solo hay diez habitaciones y cuatro son de los sirvientes. Esta casa... ¿Cuántas habitaciones tiene?

—No lo sé, nunca me molesté en contarlas, pero la de Metrópolis unos 30 o así.

—¿Qué es, un hotel?

—No.

Bajaron del coche y subieron las escaleras. Lena llamó al timbre  poco después abrió el mayordomo que cada día se parecía más al de los Monsters.

Entraron y fueron al salón, Lillian fue la primera en verlas, se levantó y se acercó a ellas y abrazó a su hija, después saludó a Kara y por último se agachó al ver a Kira.

—Hola Kira, hola preciosa.

—Hola. —aún no se atrevía a llamarla abuela.

Entraron más al salón y Lex se acercó a su hermana y le dio un abrazo muy grande.

Entraron más al salón y Lex se acercó a su hermana y le dio un abrazo muy grande

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