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Cuando llegaron, Lillian se alegró al ver que todos sonreían, Kira al ver a sus madres se acercó a ellas corriendo. Kara al verla sonrió, se le fue todo lo que había vivido durante el juicio. La cogió en brazos y se relajó enseguida.

—Te quiero mucho. —dijo mientras la besaba en la mejilla y en la cabeza.

Lena entendía lo que sentía Kara, habían tenido mucha suerte que el caso era fácil y que estaba todo a favor, pero lo que había escuchado... hasta ella le entraron ganas de darle una paliza a esa zorra.

Cuando las tres se reunieron con los demás, los vio sirviendo champagne y picoteo.

Kara bajó a su pequeña que fue corriendo a la mesa para que le dieran algo para comer.

Oliver se acercó a ella y le dio una copa.

—¿Estás bien? —preguntó.

—Sí, ¿Qué va a pasar ahora?

—Bueno, va estar en una celda sin opción de fianza, ya que puede escapar, ya lo hizo una vez. Su abogado lo tiene muy difícil, no si lo has visto, pero grabaron su testimonio. Sara va ayudar a encontrar a los otros culpables para el juicio penal.

—¿Y si no los encuentran?

—Toda la mierda va a caer en ella y le caerán muchos más años.

—¿Tendré que testificar?

—Laurel se encargara que eso no pase y que no estés en el juicio. No es bueno para ti y menos para tu familia.

—Eso espero, solo quiero olvidarlo todo, no quiero volver a verla nunca más, no quiero saber nada de su familia y eso me duele mucho más, porque Lois no es culpable de nada y la quiero porque ella es buena persona y es parte de mi familia, pero esto...

—Lo sé y lo siento.

—No es culpa tuya Oliver. Vosotros me habéis ayudado y mucho.

—Y seguiremos haciéndolo, porque lo más seguro es que tendremos que testificar nosotros, tu no y ya sabes el porqué.

—Gracias. —dijo Kara, se abrazaron.

Después de hablar, comer y beber, todos los amigos se fueron, quedando solo la familia.

Kira seguía comiendo el picoteo que había sobrado mientras los adultos estaban en el salón hablando.

—¿Cómo estás hija? —preguntó Alura.

—Bien.

—No nos puedes engañar, somos tu familia y te conocemos, así que habla. —dijo Eliza.

—Solo quiero olvidar el día de hoy.

—Es comprensible.

—Solo quiero olvidarme de todo esto y volver a mi vida, mi felicidad, con mi novia, mi hija, el trabajo... Desde que recibí la demanda no he podido centrarme en el trabajo y en casa...

—Parecía un zombie, solo sonreía cuando Kira se acercaba a nosotras. —dijo Lena.

—Pero ya ha terminado, has ganado, no te van a quitar a tu hija. —dijo Lillian.

—Eso ya no, pero no ha terminado del todo. Lucy ahora va ser juzgada por lo que pasó aquella noche.

—¿Tienes que estar? —preguntó Alura, se la notaba preocupada. Eliza le cogió la mano para tranquilizarla.

—Oliver dice que no hace falta, que ellos sí que tienen que ir, tienen que testificar contra Lucy y los demás. Pero me ha dicho que si la policía no encuentra a su grupo... toda la ley caerá en Lucy y la verdad, no me importa. Solo espero que todo esto no salpique a mi hija, solo pido eso.

—No lo permitirán. —dijo Lena.

—¿Tienes que asistir? —preguntó Lionel.

—No, porque aunque sea la víctima no tengo recuerdo de nada, así que no puedo testificar, pero eso lo harán ellos y si Lucy no dice nada, pondrán el video de ella testificando, que han grabado hoy. —explicó.

—Entiendo, pues si se van ocupar tus amigos, deja que lo hagan, hasta ahora te han protegido muy bien. —dijo Lionel.

—Sí. —sonrió al pensar en ellos. —ojalá los hubiera conocido cuando era niña, me hubiera ahorrado muchos problemas.

—No pienses en el pasado, al menos que sean recuerdos buenos y merezca la pena recordar. —dijo Lionel.

—Es verdad. Pero no puedo quejarme ahora, tengo lo que nunca creí posible tener. Después de tantos años escuchando que era un bicho raro y que nadie me querría... entonces aparecieron dos ángeles en mi vida monótona y solitaria, mi rayito de sol, mi niña preciosa y Lena. —la cogió la mano. —ella sin duda me ha demostrado que hay alguien que me quiere por quien soy, sin ascos a mi persona, saber que me ama tanto como yo la amo a ella, vivir juntas y cuidar de nuestra pequeña... Tengo una familia y soy feliz.

Lena se apoyó en ella y le abrazó el brazo mientras que sus padres estaban mirándolas con una sonrisa.

En ese momento apareció Kira con el bigote de leche y se acercó a sus madres. Kara al verla la cogió y la sentó en su regazo y Lena le quitó el babero y le limpió los morritos.

—Cena diferente ¿eh? —dijo Lena.

—Sí.

—¿Estaba rico? —preguntó Kara.

—Mucho.

—Bueno, como ya has cenado, despídete de los abuelos y ve a tu habitación a jugar hasta que nosotras subamos ¿de acuerdo?

—Sí. —abrazó a sus madres y después se bajó del regazo de Kara, se acercó a sus abuelos Lillian y Lionel se despidió de ellos y después fue a sus abuelas e hizo lo mismo. Se dirigió a la escalera y se agarró a la pequeña barandilla que Kara instaló para ella y subió las escaleras lentamente.

Nadie habló por petición de Kara, ella estaba atenta de las escaleras.

—¡Ya estoy! —dijo Kira.

—Bien cariño. —dijo Kara sonriendo, miró a los demás que estaba extrañados. —¿Qué?

—¿Qué ha sido eso? —preguntó Lionel.

—Siempre la he llevado por las escaleras, tanto en brazos como de la mano, hasta que instalé una barandilla más baja en la normal para que ella pudiera subir sin problemas y segura, quedamos que cuando llegaba hasta arriba, nos avisara. —explicó.

—Tiene sentido. —dijo Eliza.

—Así también se independiza un poco si puede hacer las cosas por ella misma. Lo decidimos así entre Lena y yo porque no queremos que cuando sea mayor sea una mimada y malcriada.

—Eso no quiere decir que no estemos pendientes de ella. —dijo Lena.

—Pienso que es una buena idea lo que estáis haciendo. Al principio tanto madre como hija estaban muy pegadas. —dijo Eliza.

—Tiene sentido que estuvieran muy pegadas, la niña necesitaba a su madre, su amor y Kara tras saber de ella... bueno quería estar con ella todo el tiempo, era lógico. —dijo Alura.

—Sí, tenían que habituarse a estar juntas. —dijo Eliza.

Hablaron un poco más y hasta que ya era algo tarde y se fueron a casa.

Kara y Lena lo recogieron todo y cenaron algo rápido y ligero. Después se fueron a costar a la pequeña y dormir ellas, estaban agotadas emocionalmente.

Familia SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora