La mañana había sido un caos, aunque, a decir verdad, creo que no podíamos esperar más que eso cuando a pesar de la ligera borrachera de la noche anterior, las quemaduras de la playa y todo el cansancio acumulado, todos habíamos olvidado por completo poner algún despertador, por lo que para el momento en que todos estábamos despertando, era precisamente la hora en que debíamos estar abandonando el lugar si no queríamos alguna multa.
Por lo que, apenas uno de nosotros se levantó y se dio cuenta de la hora, no dudó en despertarnos al resto y empezó la verdadera locura que pensamos que más bien la pasaríamos durante nuestra estadía y no al final. Apenas y logramos hacernos el aseo rápidamente, todas las chicas estábamos aglomeradas en el baño envidiando por completo a los chicos, quienes solo eran 3 y compartir el baño era más sencillo que hacerlo entre 5 mujeres, sin embargo, ni siquiera hubo tiempo para las quejas ya que estábamos apresurados por dejar el lugar más o menos como se nos fue entregado.
Entre tanto caos ni siquiera me tuve tiempo de pensar en todo lo que había hecho sentir mal la noche anterior, aunque admitía que al cruzarme con Syaoran por primera vez en el día, hizo de inmediato que mi cabeza conectara y no pude evitar desviar la mirada rápidamente y seguir en lo que sea que estuviese haciendo para irnos de la posada. Meiling era un caso aparte, ya que habíamos dormido juntas, pero apenas y cruzamos palabras entre todo el caos que fue el despertar esa mañana, sin embargo, no podía evitar sentirme aun enojada con ella, aunque más que enojada, estaba decepcionada.
Meiling había sido mi amiga desde que llegué a Tokio y que Tomoyo nos presentó, a diferencia de Rika y Tomoyo, a quienes conocía desde que vivía en Tomoeda, me pareció que Meiling pese a tener un carácter fuerte y una actitud bastante diferente a la nuestra, creo que logramos tener empatía la una por la otra desde el primer momento, ya que para nosotras no fue difícil entablar una amistad. Le tenía aprecio y se preocupaba un montón por nosotras, casi como una madre, y claro que no era un secreto que desde el primer momento me di cuenta de que era un poco fácil con los chicos, sin embargo, a la larga me di cuenta de que eso era parte de su personalidad y no iba a juzgarla por eso, ya que a la fecha eso no había incidido en nuestra amistad.
Antes de que ella se durmiera la noche anterior estuve muy tentada a impedirlo porque quería hablar con ella acerca de Syaoran. Creo que fue probablemente de las primeras del grupo en darse cuenta de que Syaoran y yo conectamos inmediatamente, y por conocerme más que a él, me parecía que se le hizo casi evidente mi atracción por el ambarino, por lo que siempre que tenía la oportunidad buscaba incomodarnos a ambos al punto de que en muchas ocasiones incluso nos insinuó que estábamos a nada de romper la tensión sexual que habíamos estado acumulando, aunque Syaoran y yo simplemente nos limitábamos a reírnos ante sus comentarios y seguir con el tema en cuestión.
Jamás me había molestado o envidiado la facilidad con la que Meiling lograba siempre tener a algún chico enviándole mensajes o esperando que ella le prestara atención para ir a tomar un café que eventualmente terminaría en algo más íntimo. Se me hacía increíble la cantidad de chicos que llegaban a nuestros oídos por medio de ella y que en reiteradas ocasiones terminábamos por preguntarle quien era el chico o simplemente confesarle que no recordábamos esa historia, y es porque en realidad eran muchos. Meiling podía tener con facilidad al chico que quisiera y lo tendría comiendo de la palma de su mano sin esfuerzo, sin embargo, anoche había decidido poner sus ojos en Syaoran y yo no podía evitar sentirme decepcionada y muy confusa al respecto.
Yamazaki me había invitado a ir en el viaje de regreso en su auto, a diferencia del día que llegamos que había viajado con Rika en su auto, adoraba a mi amiga, pero su gusto musical pegaba más con el de Akiho que con el mío, por lo que acepté la invitación de Yamazaki, pese a que en el asiento del copiloto estaría Meiling y que yo compartiría asiento trasero con Syaoran como era lo habitual esos días, aunque yo no me sentía como en los días anteriores.
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Mr. Brigthside
RomantikTodos decían que los veinte eran una etapa llena de retos y emociones, pero nadie mencionó que a la par sentiría mi vida de cabeza, y yo, Sakura Kinomoto, no esperaba que todo esto viniera acompañado de una nueva ciudad, trabajos de infierno, amigos...