Capítulo 20

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Dos semanas después...

Nunca creí que retomar la rutina y el ritmo del trabajo me iba a costar tanto, aunque claro, cuando en mis planes estaba volver al trabajo en una boutique, no esperaba que temporalmente mi compañera precisamente fuese Akiho, cosa que en definitiva tenía sus ventajas y desventajas, y para mi mala suerte, recordé porque a veces entre menos tiempo juntas pasáramos juntas era mucho mejor para nuestra relación como hermanas.

Sabía que sonaba horrible y no me sentía orgullosa admitiéndolo, pero las últimas dos semanas no habían sido para nada como esperé que fuera mi regreso al trabajo luego de varias semanas de desempleo y millones de crisis existenciales en el proceso, y sinceramente, creo que lo que menos necesitaba en ese momento era tomar más malas decisiones sobre el trabajo, considerando que mi jefe anterior había aceptado tenerme de vuelta sin ningún problema.

Mi relación con Akiho siempre había sido cercana, de niñas nos pasábamos juntas un montón de tiempo y al solo llevarnos 2 años era fácil estar dentro de los mismos grupos sociales – incluso cuando a veces deseaba tener mi propio grupo de amigos que no la incluyeran a ella –, y no quería ser malinterpretada de ninguna manera, adoraba a mi hermana, pero a medida que fui creciendo me di cuenta de que tal vez cada una necesitaba su propio espacio, sus propios amigos sin perder a los que ya teníamos en común, aunque era bueno tener una hermana y amiga todo el tiempo, a veces la privacidad era algo que las dos valorábamos mucho.

Sin embargo, éramos hermanas y cuando nuestras diferencias – las cuales eran muchas – salían a flote, las discusiones podían tornarse bastante fuertes, y esta vez no fue la excepción. Teníamos un montón de tiempo sin pelear más que por tonterías, pero claramente el compartir ambiente laboral creo que solo había hecho sacar lo peor de ambas en ese momento, y aunque ahora que lo pensaba en frio, creo que sobre reaccioné un poco con la pelea, pero no pude esconder lo incómoda y enojada que estaba por su actitud.

Suspiré pesadamente mientras veía el techo de mi habitación, por suerte ese día estaba libre mientras Akiho tuvo que ir a trabajar, por lo que me daba algo de tiempo a solas para procesar todo en frio, para mi mala suerte, mi mente había estado maquinando los últimos días, y empecé a experimentar el mismo sentimiento de solo unas semanas antes cuando decidí renunciar en el preescolar, y odiaba pensar que estaba en medio de otra crisis existencial/laboral.

Sabía que era joven y que probablemente ninguno de estos trabajos sería de por vida, sin embargo, no podía evitar pensar en que justo desde mi cumpleaños número 24 solo había tomado malas decisiones con respecto a esto y empezaba a volverse frustrante ya que era como si no encajara en ningún lugar, y lastimosamente me di cuenta de esto luego de la discusión con Akiho en el trabajo.

Estaba clara de que seguía tratando de encontrar lo que me apasionaba, y luego del fallo con los niños supuse que el trabajo en boutiques era algo que podía manejar bastante bien, sin embargo, a estas alturas me lo estaba cuestionando ya que daba la impresión de que ese tampoco era mi lugar y una presión se había formado en mi pecho desde entonces – ¿Qué demonios estoy haciendo con mi vida? –.

Sentí una lagrimas caer por mis mejillas y las limpié inmediatamente mientras sentía mi garganta arder, siempre había tenido un plan para todo desde niña, era como si tuviera todo trazado, por lo que pocas veces sentía que perdía el control de esta manera y sentía mi vida sin rumbo alguno y justo en ese momento solo deseaba adelantar el tiempo hacía cuando sea que las cosas mejoraran y estuvieran en su lugar, pero sabía que eso era imposible.

Un mensaje entrante me hizo sobresaltarme y de inmediato tomé mi celular secando las lágrimas de mis ojos, a veces quería ser una "chica grande", pero no podía evitar llorar cuando las cosas me frustraban de sobremanera. Creo que en otras circunstancias mi corazón habría dado un brinco al leer de quien era el mensaje, sin embargo, a pesar de mi confusión y desdén por toda la situación actual, no pude evitar sonreír de medio lado.

Mr. BrigthsideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora