Un par de semanas después...
Me miré al espejo por milésima vez girando sobre mí misma como pocas veces solía hacer, aunque en mi defensa esta vez era completamente necesario considerando que contaba con los dedos de una mano las veces que al año compraba trajes de baño. No era de las personas que iban con frecuencia a la playa o piscina, sin embargo, siempre me gustaba tener el traje de baño ideal para cuando saliera la ocasión, y si me consideraba por algo, era por ser precavida.
Aunque no me caracterizaba por ser demasiado decidida en cuanto a ropa se trataba, me costaba un montón y el asunto de los trajes de baño era probablemente de los tópicos más difíciles para mí. Había sido delgada la mayor parte de mi vida, a excepción por periodos en lo que llegué a pasarme un poco con la comida al punto en que no podía usar mis prendas favoritas, y ese momento había sido precisamente en algún punto del año pasado.
No fue fácil para mi aceptarlo, especialmente porque Akiho no dejaba de recordármelo cada que podía y no de la manera más amena, y admitía que al comienzo ni siquiera les prestaba atención a estos detalles, pero al momento en que mis pantalones favoritos empezaron a apretar más de la cuenta al punto de no cerrar supe que no era mi imaginación ni tampoco cosas de Akiho.
Usualmente no me dejo llevar por los comentarios que otras personas hacen sobre el físico, ya que lo encuentro de mal gusto y completamente innecesarios si la persona en cuestión está feliz con su condición física, pero ese era mi punto en aquel entonces, no estaba feliz con mi físico de ese momento, por lo que sin decirle a nadie me puse a manos a la obra, y no fue hasta el viaje a la Bahía de Tokio en que todos lo notaron.
Había logrado bajar unas pocas tallas hasta quedar en mi forma ideal, pero seguía acostumbrándome a ello, tuve que cambiar varios de mis pantalones y blusas, y aunque mi alimentación no haya cambiado al extremo, me sentía mucho mejor conmigo misma a este punto, sin embargo, mi nueva talla en trajes de baño seguía siendo un misterio para mí y por eso aun no me decidía por un estilo en específico.
Me miré de nuevo al espejo de mi habitación, había comprado el traje de baño con intenciones de probármelo en casa con más calma, pero sinceramente empezaba a arrepentirme ya que de alguna forma sentía que me veía un poco rara, sin embargo, para este tipo de casos existen las amigas y sus opiniones extremadamente sinceras, por lo que no dudé en tomarme una fotografía y enviarla al chat que estaba manteniendo con las chicas en la computadora, uno en el cual, por supuesto, no estaba incluido Syaoran.
Sonreí nostálgica ante los mensajes de ese chat grupal donde solo estábamos Rika, Tomoyo, Meiling y yo, de todas formas, nosotras éramos algo así como las más antiguas ya que para el momento en que lo creamos Meiling no era tan cercana a Yamazaki, Akiho no se juntaba tanto con nosotras y Tomoyo y Syaoran ni siquiera trabajaban en el mismo lugar, por lo que el chico no había entrado a nuestras vidas al momento de la creación de ese chat grupal, y el cual era el mismo medio que usaba para hablarme con Naoko y Chiharu a la distancia. Me gustaba compartir todo con ellos, pero para este tipo de cosas siempre usábamos aquel chat, en el cual no tardaron en aparecer los mensajes acerca de mi fotografía.
Esta lindo – Rika
Bufé al leer el mensaje de la pelirroja, sinceramente esperaba algo más emotivo o específico, aunque ya lo había comprado quería estar completamente segura de que iba con mi color de piel y ojos, y sobre todo si se amoldaba bien a mi cuerpo, sin embargo, los siguientes mensajes me dejaron un poco descolocada.
Esta precioso... ¿puedo preguntar por qué te ves tan caliente? – Tomoyo
Yo iba a decir exactamente lo mismo... Aun no nos dices el secreto, Sakura – Meiling
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Mr. Brigthside
RomanceTodos decían que los veinte eran una etapa llena de retos y emociones, pero nadie mencionó que a la par sentiría mi vida de cabeza, y yo, Sakura Kinomoto, no esperaba que todo esto viniera acompañado de una nueva ciudad, trabajos de infierno, amigos...