Capítulo 29

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Un par de semanas después...

-Estoy estacionando en tu casa... ¿podría usar el baño antes de irnos? – Syaoran

Al leer el mensaje abrí los ojos completamente impresionada, no solo por el hecho de que Syaoran milagrosamente logró llegar antes de que yo estuviese lista, sino que estaba a punto de entrar a mi casa para verme perfectamente luchando con el vestido que trataba de ponerme en ese día, y es que no pude escoger mejor prenda que una que me estaba dando trabajo justo en la parte de los senos.

No pude ni siquiera negarme a prestarle el baño, ya que como siempre se había tomado la molestia de darme un aventón al lugar al que iríamos hoy apenas estuviésemos listo, sin embargo, quien no estaba nada lista era yo y mucho menos cuando escuché el timbre sonando, anunciando su llegada.

Miré hacía abajo para encontrarme con mi escote y empecé a replantearme la idea de usar este vestido hoy, por lo que rápidamente tapé como pude aquello que no debería mostrar demasiado y caminé hacía la puerta de la casa para abrirla y encontrarme con Syaoran, quien sonrió al verme.

-Tienes que disculparme por el retraso – Fue lo primero que se me ocurrió decir mientras cerraba la puerta con una mano y sostenía el escote con la otra.

Syaoran bufó – ¿Por qué habría de hacer eso? Soy yo el que siempre está retrasado, era tu turno para variar.

Me reí ante esto mientras pasábamos hacía el pasillo donde se encontraba el baño y mi habitación – No creo que Meiling aprecie que lleguemos tarde a la exhibición de arte, la ha esperado por meses.

-Pues tiene que ser paciente – Dijo Syaoran entrando al baño – Con tu permiso.

Asentí con la cabeza mientras caminé de regreso a mi habitación, sintiendo un poco los nervios a flor de piel, ya que para mi suerte – a este punto no se si buena o mala – nos encontrábamos completamente solos en casa, ya que mis padres y Akiho habían salido más temprano, y misteriosamente mi hermana menor no había tenido ganas de unirse a nosotros en la exhibición de arte.

Eran escasas las veces en las que había estado sola con un chico en casa, creo que incluso podría contarlas con los dedos de una sola mano y me sobrarían, por lo que la situación me resultaba emocionante, pero a la vez me tenía muerta de miedo, aunque yo sabía que mis padres no aparecerían hasta después que estuviéramos en la exhibición.

No tenía razones para estar nerviosa, y es que Syaoran y yo éramos solo amigos, aunque en mi cabeza seguía reproduciéndose el extraño toqueteo que tuvimos solo unas semanas antes en su auto con la excusa de buscar las instrucciones de lavado de nuestra ropa, situación que no terminaba de tener sentido en mi cabeza, sin embargo, no pude indagar más en ello ya que unos toques en mi puerta me sacaron de mis pensamientos.

- ¿Hay alguien aquí? – Preguntó Syaoran asomándose en el marco de la puerta.

-De hecho, no... Solo somos tú y yo – Dije tratando de disimular el tono de nerviosismo que probablemente estaba experimentando – Puedes pasar.

Syaoran ni siquiera lo pensó antes de entrar a mi habitación por segunda vez y así como la primera vez, caminó directamente hasta mi cama para sentarse en ella mientras yo decidí volver a la labor de arreglar el pronunciado escote que tenía mi vestido.

Y fallando en el intento.

-Demonios – Maldije completamente frustrada – Creo que tendré que cambiarme definitivamente este vestido por otra cosa.

- ¿Cuál es el problema con el vestido? Yo creo que te queda lindo.

Su comentario hizo que me sonrojara instantáneamente, pero traté de no tomarle importancia señalando el escote – Este es problema... ¡Se ve todo! ¡y llevo una hora luchando con este tonto imperdible para que se mantenga cerrado, pero es imposible!

Mr. BrigthsideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora