LV

124 19 2
                                    

-Fuyu, ¿Tienes todo?

Ese día se irían rumbo al campamento que tanto había insistido Keisuke, hasta que convenció al director Imaushi y la señora Matsuno, con algo de ayuda de sus dos amigos y el mismo director de su escuela, quién con toda su carisma había logrado que la mujer aceptara dejar a su hijo (lo que resultó en la parte mas difícil)

Chifuyu sólo asintió, ya cansado de responder esa pregunta por al menos quinta vez.

-¡Fuyu!- habló Keisuke, haciendo que los dos lo miraran -. Te olvidaste algo.

-¡Te lo dije, niño! ¿Que harías si Keisuke no se acordará de-?

-No me diste mí besito de buenos dias- Keisuke hizo un mohín.

La señora Matsuno comenzó a reír a carcajadas, y Chifuyu se puso muy rojo, frunció el ceño con ganas, su madre no tenía que saber (o ver) los besitos matutinos de ambos.

Viendo que Chifuyu no tenía intención de responder a sus demandas, Keisuke lo atacó con cosquillas, y por más que el mudo lo golpeó para que se alejara, el rubio no le hizo caso.

Luego de un rato, se detuvo.

-¿Ahora me darás mí besito?

Chifuyu lo miró completamente enojado, levantándose del sillón, comenzó a caminar hacia su cuarto.

Keisuke se apresuró en ir hacia él, atrapando su cintura en un abrazo cuando apenas había llegado al primer escalón, rumbo hacia el primer piso.

-Bien, Chifuyuuuu, lo siento- el chico mudo no dió señales de tener intenciones siquiera de verlo -. No te gustan las cosquillas.

Chifuyu negó, reafirmando lo que había dicho su novio.

-No te haré cosquillas de nuevo, ¿Me perdonas?- por más que no lo pudo ver, Keisuke hizo un puchero.

Chifuyu se volteó para mirarlo con algo de diversión en los ojos, Keisuke no separó el abrazo.

El escalón hacía que tuviera que ver hacia abajo, por primera vez, Chifuyu se sintió más alto.

Con una sonrisa, el mudo se inclinó hacia él para besarlo, con lentitud, movimientos suaves y llenos de amor.

Las pequeñas manos de Chifuyu fueron hacia las mejillas de Keisuke, acariciandolas, provocando una sonrisa en el pelinegro.

Una repentina luz los hizo separarse, cortando (arruinando) todo su beso.

-¡Mierda!- la señora Matsuno insultó sin querer -. Tenía activado el flash.

Mᴜᴛᴇ «Bᴀᴊɪғᴜʏᴜ»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora