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Las cabañas estaban ordenadas según la importancia de quienes dormirían allí, el primer par era para los de organización, el segundo par era para personas que necesitaban más atención un poco más especial que los demás, e iban disminuyendo el nivel de prioridad, así que les pidieron avanzar hasta unas cabañas del fondo.

Los caminos pavimentados se hacían rampas en las entradas a las cabañas, y para subirla fué el único momento en que Manjiro pidió ayuda, aunque sólo aceptó cuando Chifuyu fue hacia él.

Con eso, Keisuke le dió una mirada extraña a Ken, el rubio bajó la cabeza, con expresión triste.

Dentro, habían dos literas, y una cama particular donde estaban apiladas las sabanas, frazadas y almohadas.

No habían visto mucha gente venir mientras esperaban a la pareja de rubios, en total, no llegarían a las veinte personas, sin contar a un par que ya estaban allí y las personas de la organización, que no eran más de diez.

A Keisuke le comenzó a gustar más el lugar con eso, sabiendo que habría bastante paz, con tan poca gente, y un lugar tan bonito, comenzaba a sentirse cómodo.

Aunque lo único que arruinaba esa aura de paz que sentían, era la tensión que había entre Ken y Manjiro.

El mayor le hablaba casi con miedo, pero amable, y el chico de la silla contestaba con la menor cantidad de palabras posibles, y siempre en un tono monótono.

Sintió a Chifuyu tocar su brazo, lo miró y el mudo le hizo unas señas.

"Draken y Mikey" dijo, con sus manitos.

Keisuke asintió, no sabía cómo responderle, así que se acercó a su oído para susurrarle.

-Averigua que le pasa a Manjiro, yo habló con Ken.

Chifuyu asintió.

Mᴜᴛᴇ «Bᴀᴊɪғᴜʏᴜ»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora