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Cuando llegaron a Osaka, el señor Matsuno condujo directamente hacia el consultorio médico de la última vez, estado todo tal y como lo recordaba.

La señora Matsuno bajó del auto para entrar al lugar directamente, dejando a los dos chicos descansando en el asiento trasero, y al padre de Chifuyu aún al volante, quien apago el motor.

El doctor había dicho que los atendería en cuanto vinieran, y si estaba atendiendo a otra persona, terminaría con esa consulta y luego pasaría a ellos, pero no harían ninguna fila de espera.

Chifuyu se despertó perezosamente, viendo hacia afuera.

La sonrisa de Keisuke lo distrajo, y sonrió un poco también.

-Estas durmiendo mucho últimamente, Fuyu- comentó Keisuke, revolviendo un poco sus cabellos -. ¿Duermes mal o algo?

Keisuke creyó notar la mirada del señor Matsuno por el espejo retrovisor, pero el hombre se movió rápido para asegurarse.

Chifuyu negó.

-Cansado- dijo, simplemente.

Keisuke notó el puchero en sus labios y el rubor en sus mejillas.

-¿Te duele la cabeza?

Chifuyu asintió.

Keisuke acercó una mano a su frente, sintiendo la temperatura, hizo una mueca.

-Tienes fiebre- murmuró, Chifuyu pareció sentir más dolor con solo escuchar esas palabras, e hizo una mueca que hizo a Keisuke correr su mano.

Un golpe en la ventana hizo que ambos se voltearan, encontrándose a la señora Matsuno haciendo señas para que bajaran.

Aún adormilado, Chifuyu se sostuvo bastante a Keisuke caminando hacia el consultorio.

El pelinegro miró hacia atrás, viendo que la señora Matsuno ya no estaba a su lado, notando que estaba hablando un momento con su marido.




Mᴜᴛᴇ «Bᴀᴊɪғᴜʏᴜ»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora