LXXIII

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Por la tarde, luego de una larga charla donde Keisuke no prestó atención (seguía molesto por arruinar su momento con Chifuyu), hicieron el juego de buscar la bandera.

El pelinegro tenía que esforzarse en contener la risa cuando Hinata comenzó a quejarse de cómo podrían poner un juego así, y que todo era una toma de pelo.

Todas las quejas las recibió Emma, quien también reía, alegando que el trabajo en equipo debía funcionar perfectamente para que ella también pudiera participar en ese juego.

Digamos que Keisuke no se esforzó en buscarlo, aunque fue Tatsumi quien encontró la bandera, a él le daba lo mismo ganar o no.

No entendía la emoción del castaño cuando fue corriendo hacia el punto de encuentro, agitando la brillante tela sobre su cabeza con alegría.

Pronto, el resto comenzó a llegar, al escuchar los gritos del chico, y Akame fue la primera en felicitarlo.

Keisuke no pudo evitar alzar una ceja al ver a su hermana abrazando a chico.

En cuanto vió a Chifuyu, de acercó a él, Draken lo siguió, ya que a su lado estaba Manjiro.

-¿Como estas?- preguntó el pelinegro, fue a colocar una mano sobre su frente, para ver la temperatura, pero Chifuyu se apartó de su tacto -. Ey, está bien- habló con tranquilidad, algo confundido por ese gesto.

Chifuyu resopló, luego asintió, afirmando que estaba bien.

El juego se había extendido de más, así que ya casi anochecía, los organizadores decidieron no hacer más juegos, ya que no querían dejarlos ir por allí si llegaba la noche, así que les dieron tiempo para que descansen hasta que la comida estuviera lista.

El grupo de amigos notó a Chifuyu malhumorado todo el rato, no lo molestaron mucho, incluso Keisuke contuvo sus mimos, ya que también habían hartado al chico mudo.

Incluso cuando fueron a dormir, Chifuyu seguía irritable, y Keisuke no podía evitar preocuparse por él.

Sabía que no era nada más que aquel dolor de cabeza que el chico quería negar, pero no quería que se pusiera así.

Así que, en la noche, cuando apenas había podido concebir el sueño fue despertado por el zarandeo de su cuerpo, no se enojó cuando descubrió que era Chifuyu, casi le agradeció.

Su novio se fortaba sus ojitos, limpiando las lágrimas.

-¿Fuyu?

El chico señaló a su cabeza.

Keisuke se apresuró a bajar de un salto de la litera, abrió sus brazos y el otro recibió el abrazo con gusto, el pelinegro besó su frente, con cariño, rodeando sus hombros, comenzó a caminar hacia afuera.

-Iremos a la enfermería- dijo - la próxima vez avísame antes de que te duela tanto, ¿Sí?- habló, con suavidad, el chico asintió.

Al llegar a la puerta, ambos escucharon los llantos desde afuera, y entraron con confusión, parecían no ser los únicos en la sala a esas horas.

Keisuke tardó un poco en creer lo que veía.

Akame no era de llorar.

Le dijo a Chifuyu que se quedará sentado un momento mientras iba a hablar con la chica, se arrodilló frente a ella, colocando una mano en su hombro.

Ls pelinegra de sorprendió un poco con el tacto, y al ver que era su hermano se apresuró a borrar las lágrimas, intentando controlar los sollozos.

-¿Que pasa?- pregunto el pelinegro, sintiéndose mal por su hermana, aunque se mordió el labio, sin querer decir nada -. Dime, Akame.

La chica lo miró un momento.

-Tatsumi tuvo una convulsión- habló, con voz ronca.

Keisuke asintió.

-¿Por qué esta mal? Digo... Dijiste que ya lo conocías y se que debiste haber visto una de esas antes, ¿Pasó algo malo?

Un sollozo lo hizo temblar.

-No pude sostenerlo- murmuró.

-¿Qué?- Keisuke no sabía a qué sd refería.

-C-Cuando tiene convulsiones, debo sostener su cabeza hasta que pase, pero que no se golpeé contra el suelo... Y... No llegué, fué muy repentino, luego no pude moverlo, era muy fuerte...- más lágrimas caían, la chica las limpiaba sola, apartando la mano de Keisuke cuando quiso hacerlo él -. Convulsionó por casi dos minutos golpeándose en la cabeza... Y sólo pude mirar, soy una inutil- la chica estalló de nuevo en llanto.

Keisuke simplemente no sabía cómo reaccionar, tardó unos segundos en abrazar lentamente a su hermana, quien no lo apartó.










Mᴜᴛᴇ «Bᴀᴊɪғᴜʏᴜ»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora