LXXXIII

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Chifuyu continúo murmurando, Keisuke ya se había acostumbrado bastante, así que se concentraba en la musica que se escuchaba por el único audífono en su oreja, ignorando las miradas extrañas que Wakasa comenzó a dedicarle al otro por el espejo.

No podía esperar menos, luego de más de una hora y media de viaje y que el chico continúe haciendo lo mismo.

A su lado, Keisuke notó a Chifuyu cabecear de sueño, con los ojos pequeños por el mismo.

-¿Quieres dormir?- le preguntó el pelinegro.

Chifuyu negó.

-Falta bastante para regresar a Tokyo- habló Wakasa, metiéndose en la conversación -. Tienes como una hora para descansar.

Chifuyu volvió a negar.

-Si de-jo de ha-blar... Per-deré- se explicó el rubio con torpeza, hablaba en tono cansado, como si le hubiera agitado haber dicho unas cuantas palabras juntas.

-¿Perder?- preguntó el mayor, mirando confundido al chico por el espejo.

-Mi voz- Chifuyu parecía preocupado -.No ten-go que de-jar de ha-blar.

Wakasa no sabía que decirle, así que miró a esperando que a él de le ocurriera algo.

El pelinegro acarició su cabeza con cariño.

-Bebé- lo llamó, Chifuyu se volteó hacia él, dejando que su novio acariciara su mejilla -. Si quieres dormir, duerme. Verás que tu voz va a seguir allí.

Chifuyu negó con ganas.

-Si no está, la buscaremos de nuevo ¿Bien?- habló Keisuke, con suavidad, de sólo pensar en eso Chifuyu se ruborizó completamente, escondió su rostro entre sus manitos, avergonzado de los recuerdos.

Keisuke no pudo evitar reír por el gesto del chico.

-Ya, tranquilo- le habló el pelinegro de nuevo, acomodando la cabeza de Chifuyu sobre su hombro, dejando un beso en su coronilla -. Si quieres dormir no te preocupes.

Keisuke tomó la mano de Chifuyu, entrelazando sus dedos, dejando caricias con su pulgar sobre el dorso de la pequeña y adorable manito de su novio.

Wakasa los miró con ternura, y no pasaron diez minutos que Chifuyu ya respiraba con tranquilidad, sumido en el mundo de los sueños, apoyado cómodamente en el hombro de Keisuke.

Varios kilómetros después, el mayor preguntó:

-¿Cómo es eso de que encontrarán su voz de nuevo?-

Keisuke alzó la vista de su celular y miró con cierto pánico a los ojos que lo encrustaban.

-Secreto profesional, lo siento.

Mᴜᴛᴇ «Bᴀᴊɪғᴜʏᴜ»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora