LXIX

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Keisuke miraba la hora en su celular, según lo que tenían planeado, dentro de diez minutos, llevaría a Draken para allá con la excusa de nadar un poco, para relajarse.

Con el plan a ka perfección, ambos estaban en los cambiadores, y Ken se estaba impacientando, ya que Keisuke llevaba al menos cincl minutos completos en el cubículo del inodoro.

-Keiiiiiiisukeeeeeeeee.

El pelinegro miraba su celular con desinterés, sentado sobre la tapa del inodoro.

-¿Ya terminaste?- preguntó por tercera vez el rubio.

Keisuke llenó su pecho de toda su capacidad actoral.

-No...- habló en tono quejoso -. Creó que estaré un rato...

-Oh, Keisuke, pero yo quiero metermeeeee- Ken movió el picaporte de la puerta, pero el cerrojo lo seguía asegurando.

-Bien... Ve, iré cuando termine.

Pero yo quiero ir contigooooo.

Keisuke rodó los ojos.

-Ken, yo estaré un rato... Iré luego, anda, espérame allá.

Ken estuvo un momento en silencio.

-Okeyyyy- respondió finalmente.

-¡Pero no te vayas! ¡Esperame allí!

-¡Lo hare!

Finalmente escuchó la puerta de los cambiadores cerrarse, y suspiró con tranquilidad.

No pasaron ni dos minutos para que la puerta se abriera de nuevo y escuchara pasos, tres aplausos le dieron la señal.

Keisuke salió, encontrando a Chifuyu, quien se veía demasiado bien, con el cabello aún mojado y sólo en ropa interior, aunque el chico mudo apretaba un toallón contra su pecho que lo cubría bastante a la vista.

El pelinegro le sonrío, y notó el rubor en las mejillas de su novio.

-¿Todo esta saliendo como dijimos?

Chifuyu asintió, sonriendo un poco.

Keisuke felicitó a su novio, abrazándolo sin importar mojarse, dejando besos en sus mejillas, frente y labios, con una sonrisa cariñosa y de total suficiencia.



Mᴜᴛᴇ «Bᴀᴊɪғᴜʏᴜ»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora