XVIII

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Keisuke se preguntaba porqué las cosas habían terminado así.

Chifuyu ya no le hablaba, no contestaba sus mensajes y ni siquiera lo miraba, haciendo preguntarse qué había hecho mal.

Parq su desgracia, Ken tambien había comenzado a juntarse más con él, confesando que también sentia distanciamiento con Chifuyu, ya que el mudo había decidido juntarse xon Manjiro y el seguía sin animarse a hablarle.

¿Por qué las cosas tenían que ser así?

A Keisuke le costaba ver a Chifuyu de lejos, quería al menos volver a ser los amigos que eran antes.

Quería volver a intentarlo.

Quería estar a su lado de nuevo.

-¿Por qué no aprendes lenguaje de señas?- le pregunto Ken un día -. Así podras acercarte a él de nuevo, de una forma distinta, incluso serán más cercanos.

Keisuke negó

-¿Alguna vez aprendiste un idioma? Tardas muchísimo tiempo, Draken, años. No puedo dejar tanto tiempo.

-No tienes que aprender todo el idioma, sólo lo que quieras decirle.

Y Keisuke pensó que Ken era un genio.

Le pregunto a la señora Matsuno si podría ayudarlo con su plan, y con vergüenza le explicó lo que había pasado, desde el beso hasta que Chifuyu lo ignoraba.

La señora no se negó, y confesó que había notado un cambio en Chifuyu en esos últimos días.

-¿Por qué no me lo dijeron antes, mocosos?- protestó la mujer, haciendo que el pelinegro se encogiera en la silla -. Lo dicen como si tuvieran miedo, como si estuviera mal, si ustedes se quieren tanto, ¿Que importa?

Keisuke se sentía regañado, pero a su vez agradecido.

-Kei, nadie ha cuidado a Fuyu tanto cómo tú. Y sí, puede que sea algo nuevo para mí esto de... Las relaciones entre dos chicos, pero... Le haces muy bien a mi hijo.

Keisuke sonrío.

-Y en parte siempre lo supe, ¿Crees que los padres somos tan ciegos como para no ver esas cosas?

Mᴜᴛᴇ «Bᴀᴊɪғᴜʏᴜ»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora