El mundo es injusto, eso todos lo saben, si se aparece el amor no todos pueden recibirlo de brazos abiertos y menos si aparece cuando menos lo deseas.
Jisung es un cazador, pero su madre, la líder de estos lo detesta con todo su ser al culparlo de l...
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En silencio avanzaba Namjoon por el oscuro pasillo donde su oficina se encontraba hasta que la puerta cerrada del cuarto lo recibió, el general la abrió adentrándose en el pequeño espacio. La mente del hombre era un caos total, no podía evitar rememorar cuál disco rallado los eventos que en pocos meses habían sucedido en su vida, todo en un parpadeo había cambiado para él.
Su esposo, su adorado esposo, lo había engañado. Seokjin, el hombre que se ganó su corazón, lo manipulo por tantos años, lo usó de forma egoísta y todo para recuperar un hijo que perdió hace décadas. Su orgullo estaba bastante insultado, su destinado no lo amaba, jamás lo amo.
Namjoon tomó asiento detrás de su escritorio, observando como en la superficie de madera estaba aquella condenada fotografía, Seokjin y él salían sonrientes, ambos abrazados en la cena de su aniversario, alguien que no supiera todo lo que había pasado creería que ellos eran un matrimonio feliz, él mismo pensó que era así, pero la realidad era otra.
Con molestia volcó aquel marco, para poder estar bien debía iniciar a superar todos esos años, pero el vampiro era demasiado cobarde como para hacerle frente, prueba de ello era la argolla que aún continuaba anclada en su dedo anular, no tenía el coraje suficiente para quitársela. Abrumado, pasó sus manos por su rostro, se sentía tan miserable y es que tenía tantos motivos, él fue quien acabó más afectado por todo, perdió a su esposo y casi pierde a su hijo.
Un par de golpes en la puerta atrajeron la atención del vampiro, quien pudo observar como el pequeño cuerpo de Sana se adentraba en la habitación, poco a poco la chica estaba perdiendo la costumbre de actuar como una doncella y volvía a actuar como la hija del general Kim.
—Padre, lamento interrumpirle, pero el tío Min lo mandó a llamar, la audiencia está por empezar —Habló la muchacha, arrojando su cabello detrás de su espalda
El mayor se puso de pie, acercándose al cuerpo de la muchacha, Sana le sonrió y se colgó del brazo de su padre, ella mejor que nadie podía notar el dolor en los ojos de Namjoon y quería que el hombre recordará que ella estaba ahí para él.
Ambos avanzaron de esa forma hasta la sala del trono, donde sabían todos se encontraban reunidos, no demoraron mucho en llegar, por lo que cuando cruzaron la puerta de la sala, Namjoon fue rodeado por algunas sirvientas, las cuales le colocaron el medallón y la capa que denotaba su puesto como general. Aquello le arrancó un suspiro pesado al hombre, había llegado la hora.
Tendría que juzgar al amor de su vida.
Jamás creyó tener que aplicar toda la fuerza de su título sobre el hombre que más había amado en toda su inmortal existencia, pero ahí estaba, avanzando por la alfombra roja hasta el podio donde la familia real debía sentarse. Su hermano y su cuñado ya estaban acomodados en sus tronos y con una mirada de soslayo pudo identificar a los miembros de la corte vampírica sentados en el jurado.
El general temió en ese instante, temió ser débil en el momento que tuviera que enfrentarse a Seokjin, cuando estuvo sentado al lado de Seungmin, éste lo tomó de la mano dando un suave apretón demostrando su apoyo y con eso, el juicio inició.
