Paso un mes y una semana desde que Asmita había vuelto al Santuario, hasta ese momento no se había dignado a salir ni hablar con ninguno de sus compañeros, pero eso no era nada nuevo, ya que siempre habia sido alguien muy antisocial.
Ahora, lo que si llamaba mucho la atención y que picaba terriblemente la curiosidad de muchos, era que él rubio ya no pasaba todo su día meditando como tenía por costumbre, ahora parecía tener un horario de meditación de apenas dos horas y el resto del día se la pasaba en sus salas privadas del templo, nadie sabía lo que le ocurría, pero si notaban un cambio en su cosmos.
Ya no era tan controlado y emanaba esa serenidad y paz absoluta, sino que también emanaba amor y calidez, además de que en varias oportunidades, los caballeros de las casas inferiores lo habían visto salir al pueblo, cargando un morral en la espalda y un bolso que le guindaba del hombro, solía pasar más tiempo afuera de su templo del que antes le habían visto y también saludaba y sonreía más seguido.
Algunos lo veían como un buen cambio, pero otros solo podían sentir curiosidad ante ese comportamiento tan peculiar del sexto guardián, además de que el Patriarca visitaba la casa de Virgo regularmente, en algunas oportunidades lo habían visto llevando objetos que solia ocultar y pasaba un total de dos horas y media allí.
Nadie sabía lo que ocultaban, pero si sospechaban que debía ser algo muy importante como para que requiriera la visita tan continua de su Santidad, entre los más curiosos se encontraban, en primer lugar, Aldebaran, a quien no le daba buena espina todo eso, ya que de por sí, Asmita era un caballero del cual se ponía en duda su lealtad a Athena, por el simple echo de que él seguía practicando esa religión extraña de su tierra natal.
Además de esa aptitud tan arrogante y pretenciosa, el poco interés que mostraba hacía los demás caballeros y su nula comunicación con ellos, a Aldebaran no le gustaba nada y le despertaba terriblemente la necesidad de saber que ocurría... Pero no era el único... Shion también estaba preocupado, pero no por razones de desconfianza, sino que temia que Asmita estuviera enfermo debido a su apariencia descuidada y cansada, solía visitar la casa de Virgo a menudo con la esperanza de encontrar a su compañero, pero difícilmente lograba algo.
Otro que estaba preocupando era El Cid de Capricornio, pues el temía que el caballero de Virgo estuviera tramando algo en contra del Santuario o tuviera bajo algún hechizo al Patriarca Sage, al igual que Aldebaran, él también dudaba de la lealtad de Asmita, Degel al igual que Albafica, estaban completamente ajenos a dar su opinión sobre lo que sucedía en la casa de Virgo, pues ellos no conocían bien al guardián y por lo tanto se negaban a dar su opinión cada que el tema salía a flote.
Del resto de caballeros solo opinaban que Asmita estaba tratando de ser más sociable, aunque... Qué clase de socialidad podía ser esa, sí solo hablaba con el Patriarca y saludaba desde lejos a los demás ?... Sip, definitivamente algo muy, muy, MUY malo le estaba pasando al guardián de Virgo... Y ese mal tenía nombre, peso y altura.
Ya con un mes y unas cuantas semanas, Asmita había tomado valor y había decidido llevar a Shivane con un médico para que la examinará, sacarla del Santuario había sido algo difícil, pero como su hija se acostumbro a dormir en su espalda no fue difícil meterla en un morral y llevarla así hasta la salida. Claro que estuvo preocupado por el calor que hacia y el hecho de que Shivane se pudiera despertar a medio camino, pero por fortuna esa mañana en que la llevó al pueblo, había sido muy fresca y con ayuda de su cosmos su bebé durmió todo el camino.
Shivane había aumentado de peso y altura y eso alegraba mucho a Asmita, el doctor había sido muy bueno y solo se limitó a hacer las preguntas comunes acerca de la alimentación de la bebé y como era su rutina diaria, le dio unas especificaciones a tomar en cuenta, así como unas vitaminas y después se retiró, anduvo por el pueblo comprando solo lo esencial para él y su bebé, le fue algo difícil conseguir un jabón que no hiciera arder los ojos de Shivane al bañarla y conseguir pañales de telas suaves a buen precio, pero finalmente logro su cometido y después de pasear a su pequeña un rato se regreso a su templo.
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El Tesoro de Virgo
FanfictionEn la inmensidad del mundo terrenal los sentimientos eran aquello que comandaba las acciones de los hombres, algo tan común como eso, sentimientos de los cuales un hombre que buscaba la iluminación a través de la meditación profunda, buscando la ver...