Extrañamente en la casa de Acuario reinaba el silencio y la tranquilidad, y se podía divisar a su ocupante estar sentado en su cómodo sillón con un bulto entre sus brazos, el cuál era mecido con suavidad y arrullado por el sonido leve que salia de los labios del hombre.
- Eso es.... Todo en calma y total tranquilidad, no pasa nada pequeña - Susurraba con cierto cariño al lindo bultito de sus brazos.
Envuelta entre dos cobijas muy mullidas y calentadas por el cosmos del caballero, estaba Shivane.
Bebiendo tranquilamente de la botella de cristal que contenía un poco de leche, sus mejillas ya no estaban coloradas y tampoco se veía estar triste o asustada, con una gran calma se dejaba arrullar por Degel, quien veia atentamente como la niña empezaba a cerrar suavemente sus ojitos, quedándose dormida en sus brazos.
- Duérme bebé, duerme y descansa - La suavidad en el tono de voz del joven hacían sentir en calma a la niña.
El silencio que reinaba en ese templó era algo tan gustoso que la bebé se sentía estar de regreso en su hogar, a pesar del frío que había en la sala ella estaba cálida, el hombre que la cargaba se asemejaba un poco a su padre, era alguien tranquilo, sereno y de cosmos agradable, se sentía la paciencia que irradiaba esa persona y aunque ella sentia que él no era su padre, la agitación que había tenido ese día había agotado todas sus energías y ahora solo quería dormir.
Degel veía a la pequeña niña comenzar a caer en el mar del sueño y después de sacarle la gomilla de la boca, quiso ir a dejarla en su cama, rodeada de ese nido de mantas y cobijas en el que tantas veces la había visto en el templo de Virgo, para luego ir a buscar al supuesto niñero que debía encargarse de su cuidado y exigir una explicación de lo que había pasado.
No es que se quejara de tener a la bebé con él, pero era algo tan extraño e inusual la forma en la que Shivane llegó a sus brazos que le dejaban muchas preguntas pendientes, y el único que podía contestarlas sería Aldebarán, a quien ya imaginaba que estaría conmocionado por la desaparición de la niña.
Apenas acomodo a la bebé en su cama se dirigió a la entrada de su templo, tenía la intensión de bajar al templo de Tauro para preguntar a Aldebarán lo que había ocurrido, pensó seriamente en llevar a la bebé consigo pero después de ver la hora que era prefirió dejarla dormir, consiente de que Asmita procuraba acostar temprano a la niña para así tener tiempo de limpiar y organizar su templo.
Apenas iba saliendo del lugar cuando se topo con la presencia de su vecino subiendo las escaleras.
- Hola Cid -
- Degel, disculpa que te moleste, pero, ¿ no has visto a Sísifo por aquí ? -
- A Sísifo, no, ¿ No está en su templo ? -
- Es obvio que no -
- Ya veo -
- ¿ Vas de salida ? -
- Si, me dirijo a Tauro, tengo que conversar seriamente con Aldebarán de algo - La extrañeza que sintió Capricornio con respecto a las palabras de Acuario fue bastante extraña, pero como ambos eran personas de carácter serio y pocas palabras, no se quedaron a hablar por mucho tiempo y solo se despidieron, siguiendo curiosamente la misma dirección - ¿ Regresaras a Capricornio ? -
- No, iré a Tauro contigo -
- ¿ Por qué ? -
- Es que acabo de recordar algo y quiero comprobar si es cierto - Según le había escuchado decir al maestro Sage, Shivane estaba bajo el cuidado de Aldebarán mientras que Asmita asistia a la misión.
Por lo cual, significaba que debió de haber un increíble accidente en Tauro que justificara la desaparición y reaparición de la niña en la casa de Virgo, que fue el lugar donde él la encontró y de dónde la llevo hasta el templo de Sagitario.
ESTÁS LEYENDO
El Tesoro de Virgo
Hayran KurguEn la inmensidad del mundo terrenal los sentimientos eran aquello que comandaba las acciones de los hombres, algo tan común como eso, sentimientos de los cuales un hombre que buscaba la iluminación a través de la meditación profunda, buscando la ver...