( Entrada del santuario )
Después de haber comprado algunas cosas más para la bebé y de paso, gastar sus últimos sencillos en algo para Asmita, al fin los hombres se reunían en la entrada del Santuario para iniciar su ascenso hasta el sexto templo, todos guardando la esperanza de que a través de esas excusas pudieran ver de nuevo a la niña.
- Estoy nervioso - Se animó a decir el joven Shion cuando cruzaron Aries - Es raro que todos vayamos a ver a Asmita y le llevemos un obsequio -
- Creo que tú eres el único que le lleva algo, porque yo no le compre nada - Comento Dokho sujetando sus bolsas y caminando detrás de Sisifo y Cid.
- Eso no está bien Dokho, si vamos de visita a un templo, por lo menos deberías llevarle algo a su guardián - Musitó Sisifo, recordando que los caballeros no solo se definen por su porte y votos de lealtad, sino también por sus modales y educación.
- Hump, si fuera así entonces tendríamos que darle algo a todos cada que uno cruza un templo -
- No Cid... Yo digo visitas no permisos de cruce, hay diferencia - Los jóvenes siguieron caminando mientras discutían, cada uno tratando de mantener su calma, pero con cada paso que se acercaban más y más al templo de Virgo, los nervios iban aumentando.
Finalmente llegaron hasta la puerta principal del recinto que era hogar del caballero más arrogante y distante de la orden, escrutaron con sumo cuidado todo el interior del templo mientras que sentían como el latir de sus corazones era descontado y sus palmas de llenaban de un sudor frío producto del nerviosismo.
- Qué están haciendo ? - El silencio y la incomodidad del lugar fue rota por la voz firme e interrogatoría del Cid, quien a diferencia de los demás, ya estaba dando los primeros pasos hacia el interior del recinto.
- Na-nada - El Capricornio veía con obvio fastidió a sus camaradas, pues para él era claro la incomodidad que había entre ellos.
- No van a entrar ? -
- No es eso Cid... Es que nosotros - Sisifo no sabía exactamente que iba a decir o cómo podría actuar en presencia de Asmita.
Ninguno de ellos a decir verdad, tenían la clara intención de ver a la niña, pero no sabían si sería lo correcto llegar así de la nada cargando con todo lo que habían comprado, a ninguno se le pasó por la mente como podría reaccionar él rubio a todo lo que le llevaban, o, si se sentiría insultado.
Ninguno de ellos le era cercano y eran muy escasas las veces que hablaban con él.
No sabían la forma en la que Asmita podría interpretar sus presencias en su templo o sus obsequios, después de todo, él tenía una forma muy particular de pensar y nadie nunca estaba seguro de la forma en la que podían reaccionar con él en frente, si sus presencias le eran agradables o molestas, si sentía estima por alguien o le daba igual, nunca se estaba demasiado seguro del actuar de Asmita de Virgo y cada uno de ellos lo tenía muy presente.
Pero en esta ocasión no fue necesario sentarse a discutir sus opciones, o, debatir en si estaba correcta su intensión, la cual ellos querían creer que sus acciones eran impulsadas por su buena voluntad de ayudar a un conocido, o, solo eran una excusa disfrazada de obsequio para satisfacer su curiosidad ante un evento jamás espero... O siquiera pensado...
El leve llanto de un bebé se dejó oír en el interior del templo, un susurro que se perdía entre la inmensidad del lugar, pero debido a lo tranquilo y solitario que estaba su interior, además de conocer que había una segunda persona que vivía en ese lugar y tenía una condición muy especial, fue lo que impulso a los hombres a entrar y comenzar a buscar la fuente de tal sonido, temerosos de que algo pudiera haberle pasado a la pequeña inocente que habitaba esa casa.
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El Tesoro de Virgo
FanfictionEn la inmensidad del mundo terrenal los sentimientos eran aquello que comandaba las acciones de los hombres, algo tan común como eso, sentimientos de los cuales un hombre que buscaba la iluminación a través de la meditación profunda, buscando la ver...