El Tesoro de Virgo

Capitulo 24 : Desastre en el Santuario

Todo estaba bien... O eso parecía, al menos desde la cumbre mas alta del Santuario, residencia del Patriarca regente, donde el poderoso mandatario observaba con sumo interes el camino hacia las doce casas, preguntándose como le estaría yendo a Aldebaran con el cuidado de Shivane, seguro de que para esa hora la bebé estaría privada del llanto y extrañando a su padre.

- Quizás... Fue muy pronto para mandar a Asmita de misión - Sage no dejaba de darle vueltas a la idea de que, posiblemente, se había apresurado a darle una encomienda al rubio.

Si bien había la urgencia de la misión, Asmita no era el único que podía cumplirla, había otros caballero que tenían la fuerza y sabiduría necesaria para enfrentarse al enemigo que esperaba al rubio en las lejanas tierras de África.

El viaje tardaría varias semanas y no solo cinco días, o tres como esperaba el hindú, además de que, si se detenía a pensarlo bien, Asmita había estado en desentrenamiento durante cinco meses, los cinco meses en los que no hizo otra cosa mas que cuidar de Shivane, el rubio no había entrenado ni una sola hora en esos cinco meses, de eso estaba seguro Sage.

Dudaba seriamente de que con la bebé recién nacida haya sacado tiempo de meditar durante el primer mes, los siguientes dos quizás halla podido pero, entre lavar la ropa, asistir al medico, comprar leche y atender durante todo el dia a la niña lo dudaba, además de que hasta el cuarto mes, el rubio debió de levantarse en la madrugada para limpiar y alimentar a la bebé, pasando también por el hecho de la evidente desnutrición que habia sufrido los dias previos a su regreso y la falta de descanso.

Ciertamente Asmita no estaba en condiciones de ejercer su labor de santo guerrero estando en un estado semejante, y eso solo eran los problemas del padre, ya que desde el lado de Shivane venían otros tantos problemas que no tomo en consideración al momento de hacerle escoger un niñero.

En primera, la bebé no conocía ni tenía mucho contacto con los caballeros como para determinar que debía quedarse con alguno de ellos, en segunda, los poderes de Shivane eran desconocidos, hasta ese momento solo se sabia de dos habilidades que poseía la bebé, pero nunca se podía estar seguro de cuando se manifestaría otra habilidad y como podria reaccionar el cuidador, en tercera, Shivane estaba muy apegada a su padre y solo con él parecía portarse bien.

Sage no estaba seguro de las reacciones que pudiera tener la niña al verse en un habiente que no era el que acostumbraba, con una persona a la que tampoco estaba acostumbrada y que no conocía el carácter de la pequeña criatura, si bien Aldebaran era un gran caballero y una excelente persona, el hecho de no interactuar con Shivane y el que ella no estuviera acostumbrada a su presencia podría ser muy perjudicial, sobretodo porque no se tenía conocimiento del alcance de su poder.

Si Shivane verdaderamente tenía el origen que Asmita le contó, era más que claro que la niña podría rechazar a los que la rodeaban por el simple hecho de hacerlo, Shivane era igualita a su padre en muchas cosas y la razon era más que clara... Era hija de Asmita y eso era razón suficiente para temerle.

- Sangre de mi sangre y carne de mi carne, unica, ciertamente tú situación le da un nuevo significado a esas palabras Asmita -

Sage de verdad esperaba no haber cometido una equivocación, porque de ser así tendría que enfrentarse a la dura realidad de dejar a un ser como esa pequeña bebé sin la unica persona que podría comprenderla en el mundo.

- ¿ Que haces aquí afuera ? - Sus pensamientos se vieron interrumpidos con la llegada de esa persona a la entrada principal del templo, pero lejos de molestarse, lo vio como una buena oportunidad de despejar su mente de los problemas que lo agobiaban.

- Tomando aire, allá adentro se está muy encerrado -

- Lo dices por estar todo el día en el despacho o, por qué el hábito te está ahogando -