Clases intensivas para aprender a besar
Yo no sabía de eso,
de lo que era aferrarse a un cuerpo ajeno.
Yo no sabía de labios,
de ojos intensos,
ni de lenguas... extranjeras
o de cuerpos celestes a punto de estallar.
Para mi todo era completamente nuevo
y extraño.
A mis dieciséis,
el hecho de tomar otras manos,
de explorar otros mundos
era algo revolucionario.
Yo no sabía de eso,
Pero, me hacía feliz
y no sentía culpa ni arrepentimiento.
Me volví rebelde de lo moralmente correcto.
Desnudé mis prejuicios
y en mi creció el sentimiento de amotinarme
en contra del mundo.
Yo no sabía de eso,
yo no sabía que estas eran clases intensivas
para aprender a besar.
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Entre café y melancolía
PoëzieLas historias pasan y solo viven en la mente de nosotros, pero un libro no es de uno sino del mundo. Y las historias también.
