Los primeros en llegar al salón fueron Ella, Dani, Uriel y Fernando. Uriel se acercó a mí para chocar los puños y fue seguido con la mirada por Daniela y Ella.
—Pareces un muerto —rio, mirando mis ojeras y me ofreció un sorbo de su café.
Probablemente me haría daño en el estómago, pero lo necesitaba.
—¿Muerta? Mira ese cuerpo, Tara, ¡pareces una diosa! —esta vez Daniela fue la que habló, dándome un repaso de arriba abajo—. Acabas de entrar a la lista de las mujeres a las que besaría.
Reí.
—Pagaría por ver eso —Ella miró mal a Fernando.
—No seas pervertido, no van a besarse.
—¿Qué? ¿Por qué no? —Dani siguió con la broma y yo solo volví a reír, esta vez negando—. Oh vamos, Tara, tienes un cuerpo increíble y yo un cabello genial, podríamos tener unos hijos hermosos —jugó con su cabello crespo.
—Wow, ¿hijos?
—Sí, ¿cómo se supone que van a tener hijos? —Fernando concordó con la de ojos verdes.
—No sé, pero podemos intentar hacer unos —me guiñó el ojo, recibiendo una mirada asesina de Ella.
—Ya basta, vas a ponerla incomoda.
—No la veo incomoda, ¿estás incomoda? —negué con la mirada de Ella pegada a mí—. Como sea, te ves increíble hoy, deberías usar ropa así más seguido —finalizó cuando los demás empezaron a entrar al salón, con el maestro detrás.
Las primeras dos horas fueron seguidas y apenas terminaron, todos salimos para llegar a tiempo a la siguiente clase, casi maldije al recordar que era Seguridad Social y tendría que sentarme con Ella.
—Hey, en la mañana parecías molesta por algo, ¿todo bien? —me alcanzó e impidió que entrara al salón.
Negué, sonriendo de manera falsa y deshaciéndome de su agarré para entrar al salón. Ella tardó unos segundos en reaccionar, pero al final hizo lo mismo.
Durante la clase no me habló y agradecí que haya entendido el mensaje más rápido de Alejandro, pero aun así podía sentir su mirada confusa sobre mí, por lo que apenas terminó la clase, salí del aula casi corriendo para ir a la siguiente clase.
—¿Saben qué? Tengo sed, voy a comprar algo de tomar, ¿quieren algo? —dijo Ella apenas entró al salón con Fer, Dani y Uriel. Ellos negaron—. ¿Tú quieres algo?
La rechacé antes de regresar mi atención a mi celular.
—No te he visto beber agua hoy, ¿no quieres una botella? —negué—. ¿Un agua mineral? ¿Soda? ¿Jugo? —rechacé todas sus ofertas, antes de que se fuera del salón, frustrada.
Regresó unos minutos después cuando la clase ya había empezado y no se molestó en prestarle atención a la maestra. En su lugar, me miraba con el ceño fruncido mientras tomaba pequeños sorbos a su botella de agua.
Apenas terminó la clase llamó a Uriel a su lugar y, pensando que mis audífonos estaban encendidos, le preguntó:
—¿Sabes que le pasa a Tara?
Mi amigo me miró y fingí estar concentrada en el celular.
—Uhm, no, yo la veo normal.
—Ese es el problema, creí que estaba molesta en general, pero parece que solo está molesta conmigo.
—Pues pregúntale.
—No me habla desde el desayuno, no entiendo, no sé si hice algo malo o…
—¿Desayunaron juntas? —la interrumpió.
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Ella: Amar y Proteger
RomanceTara había estado pasando inadvertida en la universidad durante casi un año, hasta que la repentina atención de su compañera de clases, Ella, la tomó completamente por sorpresa. En medio de una complicada ruptura con su mejor amigo, Tara encontró en...