Aire

1.4K 74 15
                                    

POV Valentina

Es tan difícil controlarse. Luiza representa todo lo que adoro. Ella es mi locura. Cuando mis ojos se clavan en los suyos tengo poca escapatoria. Me pierde como besa, su boca simplemente es perfecta. Todo ha pasado tan rápido como una chispa irremediable. Me doy cuenta de que está temblando de miedo y me detengo pero sigo encima de ella admirándola. Sentimos voces en el pasillo posiblemente sean Igor y Duda. Nos vestimos en silencio, ella con vergüenza, yo llena de preguntas y rezando muy bajito para que no se arrepienta. Me doy cuenta de que arruiné su blusa y busco una en mi armario, espero que no la rechace. La toma sin dirigirme la mirada y se da la vuelta para terminar de cambiarse. Estuvimos a punto de tener sexo y ahora parecemos dos extrañas.  Ofrezco llevarla a su casa, y solo asiente con pena. Se abraza a mi al subirse a la moto y suspiro por el contacto. Cada vez estoy más convencida de que lo que siento por ella es real. No se trata de algo físico aunque también sea desesperado, la química es tremenda pero el sentimiento lo es aún más.

-Llegamos. Sana y salva princesa- rompo la tensión del momento pero creo que aumenta cuando se quita el casco y queda toda despeinada. No puedo no mirarla como si me la quisiera comer literalmente.

-Valentina esto no puede pasar más. No me mires así por favor- ruega Luiza sintiéndose nerviosa y aturdida.

-Prometo no hacerlo siempre y cuando tú no me mires de la misma manera- contesto segura de que ella está comenzando a sentirse así igual que yo.

-No tenemos nada que ver y encima yo te odio, no soporto lo mimada que eres. Tu sonrisa estúpida. Esos aires de perfecta. No me voy a complicar la vida por un calentón- dice Luiza y luego se arrepiente pero ya es demasiado tarde.

-Un día ya no vas a pensar así de mi. Te lo aseguro. Adiós Luiza. Procura no soñar mucho conmigo. Prefiero que te mojes en mi cama y no sin mi- respondo totalmente herida pero salvando mi orgullo y dejándola con cara de tonta.

Solo me quedan dos días trabando en su casa hasta que lleguen sus padres y no se lo voy a poner nada fácil. Me desea, punto a mi favor, pero también se enamorará perdidamente de mi, jamás me daré por vencida mientras vea que tengo una mínima oportunidad.

-Se puede saber que estás haciendo. Este no es el patio de tú casa. Vístete- ordena Luiza acercándose. Estoy toda empapada, en traje de baño regando el jardín y sus amigas están boquiabiertas.

-Hace calor- respondo con inocencia causando risa entre las presentes pero Luiza puede explotar en cualquier momento de rabia.

-A nosotras no nos molesta. Estás de muy buen ver. Todo hay que decirlo- interrumpe Duda sumándole leña al fuego.

-No le veo la gracia- me reta Luiza cuando ve que sonrío cómplice con sus amigas.

-Si tanto te molesta podrías mirar para otro lado- me acerco todo lo que puedo dejándola acorralada.

-Cuento los días para dejar de verte- susurra Luiza temblando ante mi cercanía.

-¿En serio? No te puedes resistir- la molesto merecidamente. Se está comportando como una niña inmadura que no reconoce sus sentimientos.

-Estúpida- cierra los ojos y se aparta quedando en evidencia.

A veces pienso que nada de lo que haga cambiará nuestro destino, que Luiza siempre me mirará de la misma manera. No me puede reconocer, tiene un escudo al que es imposible acceder por más que me esfuerce y me muestre para ella.

-Valen, ¿ya te vas?- pregunta Duda cuando me ve recoger las cosas.

-Qué pasa cuñada, ¿quieres que te lleve?- intuyo terminando de arreglar todo.

-Si no es molestia- asume Duda.

-En absoluto. Tengo el auto de tu queridísimo novio así que es mi deber- acepto mostrándole las llaves.

-Cuña, se que me meto donde no me llaman. Pero, ¿pasa algo con Luiza? Ustedes dos tienen un clima intenso- comenta sin poder morderse la lengua.

-No pasa nada, ella lo decidió así- bajo la cabeza molesta por la situación. Desearía que las cosas fueran diferente.

-Si te sirve de consuelo, bueno o malo se la pasa hablando de ti- confiesa Duda intentando darme ánimos.

-Imagino la lista de defectos- acepto consiente de que hasta ahora nunca escuché un cumplido de su parte. Cuando estamos por salir. Luiza se aferra al brazo de su amiga y las miro confusa.

-Olvidé decirte que Luiza también se viene, es cosa de tú hermano- informa Duda ante mi incredulidad. Van a volverme loca.

Noto que Duda la empuja para que se siente adelante conmigo y ni siquiera hago algún comentario. Estoy cansada de que me trate a las patadas. Y cuando estamos solas bien que se derrite y se lanza a mis brazos. Sin querer nos rozamos y la miro confusa. La electricidad que siento cada vez qué pasa me asusta. Más que nada por la situación en la que estamos que no avanzamos y nos decimos cosas hirientes como método de defensa.

No puedo creer que mi hermano sea tan cursi que se ha comprado un telescopio para impresionar a Duda y lo tiene montado en nuestra terraza. Puedo ver lo mucho que le encanta a Luiza las estrellas. Se las queda mirando todo el rato mientras los otros dos ya solo se la pasan besando. Inventan una excusa para ausentarse, yo sé perfectamente a lo que van. Decido que es momento de que me vaya también. No quiero terminar mi noche con otra decepción. Es más debería irme para aquella fiesta de animadoras a la que me invitaron.

-Quédate- propone Luiza como si me estuviera leyendo la cabeza.

-Tengo cosas que hacer. Yo solo me quedé un rato por Igor- reconozco cabizbaja.

-Lo qué pasó ayer- comienza a hablar pero la interrumpo.

-Ya sé que fue solo un calentón. No necesitas recordármelo. Suelo causar eso en las personas- afirmo con resignación.

-Puedes darme una tregua por favor. Estoy intentando hablar-insiste Luiza buscado mi mirada.

-Acaso tú me das la oportunidad de explicarme- respondo furiosa.

-Me atraes Valentina. Me gusta besarte, tocarte. Eso está claro, pero necesito tiempo- confiesa Luiza con las pupilas completamente dilatadas. Cómo puede mirarme así y decir que no siente nada.

-Tiempo para odiarme más o para conocerme mejor-pregunto directamente.

-Para descubrirnos las dos, mutuamente- responde Luiza un poco acelerada.

-No lo voy a negar. Me tienes tan loca, siento tantas cosas por ti Lu- la tomó por la cintura y la pego más a mi ganando un suspiro intenso de su parte.

-Despacio Valentina- pide Luiza temblando entre mis brazos.

-Solo un beso. Ayer no pude dormir por tú culpa- exijo tomando con dos de mis dedos su barbilla.

Apenas sus labios rozan los míos ya no existe fuerza en el mundo capaz de detenernos. Ya nos reconocemos y cada una pide licencia en la coreografía perfecta que inventamos. Me gusta cuando me chupa el labio y lo estira para luego cuando intento tomar aire barrerme con su lengua. Los pequeños sonidos que hace. Su mano siempre en mi nuca y la mía bajando descaradamente por su espalda. Recuerdo el trato en un momento de lucidez y me detengo juntando nuestras frentes.

-Una cosa más- advierte Luiza recuperando el aliento.

-Lo que quieras- estoy tan rendida por esta mujer.

-Las dos somos libres de hacer lo que queramos, o sea no tenemos ningún compromiso. Y nadie puede saber. Ni siquiera Igor- propone Luiza limpiando el carmín en mis labios.

-En realidad son dos cosas- sonrío sin tomármelo muy en serio.

-Ya lo sé, ¿aceptas?- pregunta Luiza.

-Acepto si mañana te vienes a bailar conmigo...

Aquel verano Donde viven las historias. Descúbrelo ahora