POV Luiza
No esperaba para nada ser la encargada de este caso. El bufete confía en mi para sacarlo adelante y tengo muchas ganas pero en medio está mi suegra. La mamá de Valentina representa al sujeto en cuestión. No entiendo como puede defender a ese impresentable que ha violado a una chica indefensa. Por más dinero que tenga tiene que pagar el impresentable. No sé cómo decirle a mi novia todavía pero se que ella lo entendería. Es demasiado, pensé en dejárselo a otro compañero pero no puedo fallarle a una mujer que confía en mi y que merece ser escuchada. Es un caso importante. Se ha hecho viral en las redes. Hay mucha tensión y la compañía sabe que si saco esto adelante me pondría en el radar y sin duda daría un golpe en la mesa para seguir creciendo. Nadie se puede creer lo mucho que he logrado hasta ahora y solo en base al esfuerzo y la dedicación. Quiero mucho hacer justicia y también mostrarme capaz y segura por mi futuro y el de mi relación. No pretendo trabajar toda la vida en el derecho y en cuanto consiga algo de dinero quiero abrir un estudio y dedicarme al baile. Tener una familia junto a Valentina y vivir más relajada.
-Amor- grito sorprendida cuando la siento besar mi nariz despertándome. Estoy en la oficina prácticamente todos se han ido y no teníamos planes de vernos. Menudo susto.
-Pensé en que quizás podríamos comer juntas. No me apetecía nada irme de fiesta hoy. Cuando mi novia está trabando horas extras y no puede acompañarme- confiesa Valentina mostrándome las bolsas que lleva en las manos. Muero de hambre. Ella realmente es un ángel caído del cielo solo para mi.
-Eres perfecta, ¿sabías?- me froto los ojos aún soñolienta.
-Claro que lo sé. Tengo un espejo en casa- afirma Valentina metiéndose conmigo. Es tan hermosa. No dejo de admirarla.
-También eres estúpida- sonrío como boba ante su pose de chica dura.
-¿Segura?- pregunta frunciendo el ceño quitándose la chaqueta negra.
-Estúpidamente sexy, estúpidamente mía- reitero abrazándome a su cintura levantándome del sillón.
-¿Tienes hambre?- interroga Valentina acomodando mis cabellos. Debo parecer un desastre. Llevo días sin dormir como Dios manda.
-Te comería completa- susurro cerca de su oído estremeciendola de pies a cabeza.
-Es una oferta muy tentadora. Pero quizás podríamos empezar con la pasta- propone Valentina intentando contenerse. Cuando damos rienda suelta a la pasión no terminamos por horas y es mejor tener algo de energía para ello.
-Ok pero prométeme que después te puedo chupar el coño como a mi me gusta- suelto sin más sonrojándola. Adoro poder hacerlo. Ella a veces parece tan imposible de acceder. Solo yo para lograrlo y me encanta.
-Esa boca señorita- reclama después de recuperar la cordura.
Comemos entre risas y coqueteos. Es increíble como no perdemos la chispa. Siempre vemos la oportunidad de molestarnos y me hace sentir como si el tiempo nos hiciera más fuerte en vez de debilitarnos. Quiero ser honesta con ella y confesarle en lo que estoy trabajando. Aunque es tan confidencial que no debería. Especialmente cuando nadie sabe que la otra abogada defensora tiene relación conmigo.
-Creo que estoy en peligro- suelto sin más leyendo la carta que tengo en frente de mi. Se trata de una amenaza.
-¿Qué pasa?- se preocupa de inmediato Valentina al ver que he dejado de comer y todo.
-Veras estoy en frente de un cargo importante pero el acusado es bastante poderoso y no es la primera amenaza que recibo de retirarme- confieso ante la atenta mirada de mi novia.
-Pero no se atrevería. Hay leyes que te protegen. Solo haces tú trabajo- insiste Valentina alarmada. Puedo leer el terror en su mirada.
-Hay algo más- necesito contarle.
-Puedes hablar Luiza, estoy aquí para ayudarte- sostiene mi chica acercándose más para darme todo el apoyo.
-Tú madre es su abogada defensora- aseguro con la voz algo temblorosa. No sé como va a reaccionar.
-¿Me estás jodiendo?- suena confusa.
-Realmente quiero ganar Valentina. Estoy realmente implicada en el asunto y tengo miedo. Ese sujeto abusó de una mujer inocente estoy segura y lo quiero en la cárcel- me rompo a llorar. Es demasiado, siento una carga en mi pecho desde que me adentré en todo esto.
-Calma mi amor. Vas a ganar. Eres la mejor abogada que conozco. Solo tú para hacer justicia- responde Valentina sosteniéndome. Me hacen tanto bien sus palabras.
-Hubiera preferido que tú madre no estuviera de por medio- susurro sin fuerza.
-Ella es implacable cuando se trata de negocios pero no puedo entender que defienda algo así- comenta Valentina sin dar crédito.
-Esto de la ley realmente es una pesadilla- confirmo.
-Tienes todo mi apoyo amor. No tengas miedo, no dejaré que nada te pase. Eso si, hay que cuidar tú espalda. Hablaré con mi padre. El nos puede ayudar- reacciona Valentina más serena.
-No quiero involucrarte Val. Solo quería ser honesta- le explico.
-Absolutamente todo lo que tenga que ver contigo es mi problema también. Y si tengo que convertirme en tu puta sombra lo haré. Pero nadie tiene el derecho de amenazarte ni robar tu tranquilidad mientras esté yo aquí para impedirlo- afirma Valentina toda autoritaria. Me pone muy cachonda.
-Bésame ahora- suplico saltando a sus brazos.
Me recibe gustosa apretándome para que no exista espacio entre nosotras. Sus labios me envuelven, su lengua me recorre sin ningún pudor. A esas alturas ya me conoce hasta el punto de enloquecerme de la manera que ella quiere. Valentina es tan apasionada que logra que cada encuentro que tenemos sea el mejor. Tantas veces nos hemos entregado y yo solo quiero más y más de esa bendita boca culpable de todos mis gemidos. Prácticamente me tira de vuelta al sillón arrodillándose entre mis piernas.
-¿Como de mojada estás?- pregunta Valentina terminando por desatar un charco en mi interior. Es tan mala cuando quiere.
-Por qué no lo compruebas tú misma- llevo su mano a mi boca y comienzo a chupar sus dedos incansablemente. Yo también se provocar huracanes en ella y el poder de enmudecerla me deja en éxtasis total. Veo como sus pupilas se oscurecen al instante. Después hago que su mano se cuele en mi vestido y yo misma me separo las bragas para sentirla justo ahí. Suelto el aire acumulado en mis pulmones por el placer de sentir sus dedos mojados en mi sexo.
-Caliente. Jodidamente caliente Luiza. Eres increíble- gime Valentina recogiendo toda mi lubricación con un recorrido demasiado intenso. Me tiemblan las piernas, menos mal que estoy sentada. No aguanto más.
-Lo quiero duro- la provoco mordiendo su barbilla.
Siento dos de sus dedos invadirme hasta el fondo. Joder amo lo que me provoca. Es un torbellino de sensaciones cada vez. Se mueve de forma intensa mientras me aprieta los pechos y los libera del sujetador para poder satisfacerse. Veo cómo se le marca el brazo por el esfuerzo y me excita mucho más no demoraré mucho en correrme si sigue a ese ritmo, golpeando cada punto dentro de mi. Maldita sea es una diosa. Mi novia sabe follar tan bien.
Sus ojos, esos benditos ojos son un estímulo de por sí. Veo cómo me devoran y de paso leo su intención. Valentina deja de lamerme el pezón y desplaza su lengua más abajo mientras me siente temblar en un orgasmos desgarrador. Grito de placer con lágrimas en los ojos y ella insiste en lamer y descontrolarme más y más. Soy un desastre y estoy tan enamorada de ella que no me importa morir en sus brazos. Me siento flotar en su lengua. No dejo de temblar pero cuando me abraza me devuelve el alma al cuerpo. Y me siento en paz.
El teléfono de Valentina comienza a sonar pero ella no responde. Salta al buzón de voz y el mensaje nos deja heladas a las dos después del polvo no viene precisamente la calma.
"Valentina dime que no estás con Luiza. Salgan por favor de donde quiera que estén. Vayan a un lugar seguro ya. Llámame por favor. Dime que estás bien hija"