Placer

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POV Luiza

Valentina me vuelve loca, actúo por impulso. Cada segundo me quiero tirar encima de ella aunque no consigo siquiera entender donde me lleva toda esta pasión. Su cuerpo es mi debilidad, esos pechos rosados que infierno. Quiero saborearlos una y otra vez. Lo mucho que lo estoy deseando en este momento. No me importa quedar en evidencia. Recojo sus ropas del suelo y salimos corriendo por llegar a su habitación lo más rápido posible chocando con todo en el camino. Rezo porque nadie nos interrumpa y nuestros amigos no sospechen lo evidente. Y es que nos tenemos unas ganas que no son de Dios. Ahora que soy consiente de lo que está pasando. Estoy nerviosa. Yo nunca he tocado a ninguna mujer pero me queman las manos por hacerlo con ella. Valentina ve la duda en mis ojos y me besa. Lo caliente de sus labios termina por matarme. Aprieto su cintura con todo el ímpetu del mundo y la acorralo en la pared. Sostengo firmemente su cuello y bajo con mi lengua hasta encontrar alivio en su pecho. La saboreo sin ninguna vergüenza, ganándome un montón de suspiros, pasando la punta de mi lengua por ese piercing travieso que me roba la tranquilidad. Valentina quiere tocarme y se lo impido. De repente hace un calor insoportable y se me ocurre como remediarlo. Bajo mi mano a su sexo para masturbarla mientras la miro a los ojos y puedo ver el mar desbordándose en sus pupilas toda dilatada y es tan bonita. Cierra los puños sintiéndose indefensa y reclama mi boca tan ocupada alternándose sus dos pechos con hambre desmedida. Me rozo descaradamente en su rodilla, mientras sigo haciendo círculos sobre su clitoris y su coño se moja aún más. Parece estarle gustando mucho y yo estoy en la gloria, con las manos húmedas y mi lengua en su cuello marcándola para siempre.

-Ahh más rápido Lu- exige Valentina al punto de correrse en mis manos.

-Estás tan húmeda, tan linda-susurro mientras siento como me agarra el pelo como si quisiese tomar el control que no le he dado. Se vuelve tan feroz y yo tan primitiva. Sus gemidos me hacen querer darle más y más.

-Joder- grita más fuerte cuando aumento los movimientos apartando los labios de su sexo y golpeando con más fuerza sobre su centro.

-¿Te gusta así?- pregunto sin dejar de repartir besos por toda su piel.

Está sin aliento y no me responde por lo que aparto mi mano para castigarla.

-Ey vuelve aquí- protesta Valentina casi llorando de placer.

-Que es lo que quieres- la provoco apretando sus nalgas y disfrutando de la sensación. Nunca me sentí tan poderosa como ahora que la tengo a mi merced rogando por un orgasmo del cual también muero por participar. Siendo completamente inexperta y mientras me tiembla cada célula del cuerpo. Solo sigo mis instintos.

-Quiero que me acabes y lo quiero ahora- contesta decidida llevando mi mano de vuelta a su intimidad.

Se me quiere salir la vena del cuello de tanta tensión, el tráfico sobre su coño se vuelve bastante agitado, me dejo llevar por sus gemidos. Esos que me vuelven loca, pienso en cuanta gente ha tenido el placer de tocar a esta diosa pero ahora solo es mía. Me doy cuenta de que le gusta que vaya lento y aumente la velocidad de golpe. La sigo estimulando hasta que las piernas le comienzan a fallar y presiono con más fuerza.

-Ahhh Luiza- mi nombre sale de su boca como si fuera poesía. Me doy cuenta de que le he dado ese extasis que tanto buscaba y sonrío victoriosa. No sabía que dar placer me podía causar tantas cosas. Me excita tanto oírla gritar que mi sexo palpita de emoción mientras ella se deja ir confiándome todo su cuerpo. Apoyándose en mi hasta encontrar de vuelta la razón. Se ve tan preciosa con los ojos cerrados y su frente apoyada a la mía. Sin aliento, sudorosa, desnuda. Me encantaría probar todo lo referente al tema sexual con ella, descubrirme poco a poco en sus manos y hacerme experta en complacerla.

Llaman a la puerta y la ayudo a encontrar la ropa para que se vista. Lo rojo que está su rostro, me quiero morir, es tan tierna. Tenemos como más complicidad al mirarnos y pienso que cada vez se me va a hacer más difícil fingir que no somos nada si me está pasando de todo. Igor nos anuncia que por fin llegaron las pizzas y Valentina golpea su hombro molesta porque nos ha cortado todo el rollo. Comienzan a pelear como dos chiquillos y por un largo rato me le quedo mirando embobada. Esto que estoy sintiendo me asusta pero a la vez es tan nuevo que quiero que me siga pasando durante mucho tiempo.

-Es idea mía o estas tonteando con Valentina- asegura Duda aprovechando que estamos solas y los hermanos Albuquerques en busca de una botella de vino para acompañar la comida.

-Estás loca, solo le sigo el juego. No dice que está apasionada por mi. Solo me aprovecho- me defiendo.

-¿Y que hacías en su cuarto? Después de verla desnuda-continúa el interrogatorio mi mejor amiga.

-Duda, para. Pareces mi madre. Valentina solo quería mostrarme unas fotos. Lo de verla desnuda no fue nada de más. Mi intención era que perdiera- me defiendo totalmente indignada.

-De repente te ríes con ella, hacen bromas, se provocan pero de buena manera. Es un poco raro- comenta la morena.

-No querías que nos lleváramos mejor- protesto.

Pasamos el resto de la noche comiendo y bebiendo hasta que Duda decide que es momento de marcharse y yo lo que menos quiero es irme después de lo que hicimos arriba. Valentina me pide con sus ojos llenos de intensidad que me quede pero eso sería como decir que estamos saliendo y no estoy preparada para eso. Me va a costar mucho despedirme esta vez. Siento que su mano viaja hasta mis piernas escondiéndose en una manta que estratégicamente fue a buscar alegando que estaba frío. Pego un brinco y la aparto. Pero ella vuelve a colocarla por debajo de mi vestido.

-Quiero devolverte lo que me hiciste- provoca Valentina con esa voz ronca.

-Aquí no- le ruego porque siento que Duda lo va a descubrir todo.

-No voy a poder dormir pensando en tus dedos sobre mi coño- asegura la ojiverde en un susurro.

-Yo tampoco, todavía puedo sentir tu gusto- respondo perdida en sus insinuaciones.

-Lu, ¿estás segura de que quieres hacerlo?- investiga Valentina.

-Haces que me sienta tan bien- confieso.

-No quiero que te vayas- maldice Valentina poniendo carita triste.

-Nos vemos mañana- me levanto del sofá porque Duda está de vuelta y no quiero que me pille toda acaramelada con mi supuesta enemiga.

-Hasta mañana Lu, pensaré mucho en ti esta noche- me molesta Valentina delante de Igor y Duda.

-Nunca pasará Valentina, deja de intentar lo imposible....

Nota: Gracias por las felicitaciones. Ya oficialmente 29 desde ayer. Se acabaron los festejos de cumple pero seguiremos celebrando la vida. Besos.

Aquel verano Donde viven las historias. Descúbrelo ahora