Winter and Spring | Larry Stylinson

Capítulo 4

Winter and Spring

Harry jamás admitiría en voz alta que cuidar un bebé era realmente agotador, menos si se trataba del príncipe Winter y mucho menos delante del Rey Louis, quién era padre del cachorro y también el monarca de su nación.

—¿Él es fácil de cuidar? —el Rey preguntó por lo bajo, pasando la mirada desde su hijo hasta Harry, quién se mantenía quieto al otro lado de la habitación a una distancia prudente. El Rey visitaba a su hijo en cada oportunidad que tenía y Harry se alejaba para darle espacio con el bebé—. O te da demasiados problemas. —a pesar de alzar ambas cejas, el monarca sonrió con amabilidad y su voz expresaba algo de diversión.

Harry negó con una pequeña sonrisa en sus labios. Sus rizos bien peinados por la doncella que ahora le ayudaba a vestirse cada mañana, se sacudieron con suavidad acariciando sus mejillas.

—Es el cachorro más dulce, su majestad —respondió—. Él no da ningún problema.

Y aunque el príncipe a veces mantenía a Harry despierto durante la mayor parte de la noche, el omega jamás se quejaría por ello, porque aparte de no considerarlo una molestia en absoluto, adoraba pensar que el pequeño príncipe disfrutaba de su compañía tanto como él disfrutaba de la suya y era por eso que tiraba de sus cabellos con suavidad y movía sus manos energéticamente para mantenerle despierto en las madrugadas.

Además, por momentos a lo largo del día, mientras estaban recostados sobre las mantas, ambos se miraban el uno al otro y con lentitud terminaban cerrando los ojos para tomar una buena siesta, recuperando esas horas de sueño que a veces a Harry le faltaban.

El Rey observó a Harry durante unos segundos más y luego volvió la vista a su cachorro, quién ese día estaba cumpliendo cuatro semanas de haber nacido. El pequeño príncipe se encontraba a la mitad de la cama dónde solía pasar la mayor parte del tiempo, bien abrigado y acurrucado. Los días eran muy fríos y que el bebé estuviera siempre bajo las mantas evitaba el que pudiese enfermarse, asegurando su salud casi por completo.

Sin duda el tiempo pasaba rápido y de prisa, un día Louis estaba recibiendo a su cachorro en brazos por primera vez y al otro ya le veía hacer muecas divertidas mientras sacudía con fuerza sus bracitos en el aire.

Lo cierto era que Louis seguía viendo al príncipe tan pequeño y hermoso como el día en que nació, pero realmente él estaba creciendo rápido, y muy sano por suerte. Sus mejillas ya se pronunciaban más con un dulce color rojo y había aprendido cómo meter parte de su mano en su boca, entreteniéndose al succionar cómo si de una mamila se tratara. Múltiples veces el Rey fue testigo de ver cómo Harry limpiaba con una pequeña franela suave la babita que ensuciaba el mentón del bebé sonriendo con ojos brillantes en el proceso.

Harry, quién se mantenía al lado del cachorro durante el día y durante la noche. Alguna vez Louis intentó decirle que podía quedarse él mismo con su cachorro un rato mientras Harry salía a despejar un momento su mente, libre de dar pecho, cambiar pañales o mantener un ojo encima del bebé, por cortesía Harry tomaba la palabra del Rey, pero tan pronto se iba, regresaba, argumentando que en realidad no tenía mucho qué hacer si no estaba con el pequeño Winter.

Harry realmente se preocupaba muchísimo por el bebé. Lo cuidaba con una suavidad enternecedora y no había más que devoción y cariño en su corazón por el príncipe, lo que realmente le calentaba el pecho al Rey. Era muy dulce ver cómo a pesar de estar esperando un cachorro propio, Harry todavía tenía amor y paciencia para entregar a uno ajeno.

—Nunca podré agradecer suficiente todo lo que haces por él y por mí, Harry. —el Rey dijo cálidamente mientras se acercaba a su hijo. Winter tenía unos enormes ojos azules y se posaron en su padre tan pronto el Rey se inclinó sobre él. Las manos del bebé se alzaron tratando de alcanzar el rostro del mayor y se puso inquieto, seguramente por haber reconocido de inmediato la fragancia a su progenitor.