Winter and Spring | Larry Stylinson

Capítulo 18

Winter and Spring

El fuego en el interior del Rey fue menguando poco a poco mientras subía escaleras y atravesaba pasillos en dirección a sus aposentos. Se tranquilizó un poco al pensar que volvería a ver a Harry en la seguridad de su habitación, que lo tendría ahí sano y salvo, que volvería a olerlo, a hablar con él y si el joven se lo permitía, a abrazarlo una vez más. En sus manos picaba el ansía de hacerlo, de sostenerle en sus brazos y sujetarlo con fuerza para después prometerle que nada malo iba a sucederle otra vez.

Pero Louis ya le había prometido eso antes y en algún punto, le falló. Y se sentía mal, porque incluso si era el Rey, había cosas que estaban más allá de su jurisdicción, como obtener un juicio por una acusación y mandar a una de las personas que más le importaban en el mundo a una sucia celda, por ejemplo.

Suspiró, dedicó una mirada al horizonte por los enormes ventanales de cristal a los costados del pasillo y se prometió a sí mismo que jamás dejaría que algo así volviera a suceder. Mientras Harry estuviera bajo el techo de su castillo, nunca, nadie, volvería a ponerle las manos encima.

Mientras caminaba y su capa ondeaba en el aire con cada paso, le dedicó un momento de atención a la forma en la que se había sentido y se había comportado. Cómo corrió por sus venas el coraje y cómo despertó al alfa en su interior la situación, provocando que quisiera gruñir, perder los estribos, olvidar el honor y ser nada más que un salvaje. Quizás no era correcto haber puesto a una princesa en una celda, pero él quería que ella sufriera. Todavía era un caballero para no provocarlo con sus propias manos, pero sin duda había querido lastimarla, solo porque ella lastimó a Harry e hizo sufrir a su pequeño niño.

Lo repetía. No había alfa, padre o Rey que perdonara aquello. Dakota Fanning pagaría por lo que había hecho y ya descubriría cómo sin verse demasiado envuelto.

Se relajó hasta recuperar su fragancia natural y el tono normal en su piel, porque sabía que no era buena idea entrar en la habitación con la frustración, el coraje y la ira saliendo de cada uno de sus poros. No quería alterar a Harry de ninguna forma, mucho menos a su pequeño cachorro, por lo que se tranquilizó y al final, cuando se encontró delante de la puerta de sus aposentos, tomó un par de respiraciones profundas. Le dedicó una mirada a Zayn, quien fielmente se había mantenido haciendo guardia como le había sido encomendado y luego de un casi imperceptible asentimiento, abrió la puerta y entró.

Lo recibió una familiar, reconfortante y dulce fragancia, que llenó sus pulmones y trajo tranquilidad a su alterada alma. Cerró los ojos durante un momento y luego, fue inevitable que todo lo demás en su cabeza desapareciera. Lo único en lo que podía pensar era en Harry, Harry y sus cachorros.

Se guardó un respiro profundo y buscó con sus ojos alrededor de la habitación, encontrando al omega en la cama, junto a Winter, profundamente dormido. Louis parpadeó y un alivio le llenó el pecho, haciéndole cerrar los ojos por un momento, que dedicó a agradecer a los dioses por permitirle aquel momento. Por permitir que pudiera ver a Harry de nuevo, sano y salvo, ahí, en la que solía ser su cama.

Se acercó con pasos silenciosos, sujetando bien la espada en su cinturón, para que el metal no golpeara como solía hacer y así no provocar ningún ruido que pudieran romper la calma de aquella dulce escena. Se quedó de pie al final de la cama y se deleitó un momento con la imagen, guardándola en sus recuerdos y asegurándose de poner especial esfuerzo para jamás, jamás olvidarla.

Winter estaba acurrucado al costado de Harry, justo a la altura de su pecho. Su pequeña mano descansaba en la mejilla del omega y parecía haberse dormido acariciándolo. Por otra parte, el brazo de Harry estaba por sobre el pequeño cachorro, acunándolo y protegiéndolo del exterior, manteniéndolo cerca suyo, mientras sus labios rozaban la cabecita del menor, como si se hubiera dormido dándole suaves besos. Y estaba esa aura que desprendían ambos, esa aura de comodidad, de confort, de cariño. Winter amaba tanto a Harry que se había dormido junto a él sin seguramente algún esfuerzo, mientras que Harry se había dormido, pero todavía envolviendo sus brazos en el niño, porque incluso entre sueños, se aseguraba de mantenerlo protegido.