Winter and Spring | Larry Stylinson

Capítulo 10

El Rey caminaba por el pasillo principal del castillo, su pesada capa ondeaba en cada paso que daba, mientras mantenía una postura recta y la cabeza, donde descansaba su elegante corona, en lo alto, firme. Los servidores que pasaban a su lado inclinaban con respeto la cabeza y le sonreían, murmurando sus respetos y demostrándolo en alguna suave reverencia. El imponente Rey les devolvía el gesto, amable y cordial, porque era su gente, porque agradecía su presencia y porque sus servicios eran importantes.

Alguna vez se preguntó a sí mismo si era un buen Rey, luego de la terrible y lamentable Guerra de Otoño, que le dejó grandes pesares y muchos días de lamento durante un largo, largo tiempo. Sobre esa guerra se escribirían libros enteros, cientos de canciones y se inventaría un millón de versiones, pero la única verdad era que, en la inexperiencia y la esperanza de que la gente no podía ser tan mala, Louis Tomlinson, segundo con el nombre y digno de ser llamado un poderoso Rey, había subestimado demasiado a sus enemigos y su pueblo había derramado lágrimas y sangre por ello.

La nación guerrera, traidores declarados, repudiados y exiliados de Lakefairy y otros Reinos más, solía ser una nación que era mantenida por los recursos de todos los reinos, era la nación defensora por si alguna vez surgiese un conflicto con extranjeros, el recurso protector con el que todo reino contaba, hasta ese otoño, donde el líder de dicha nación decidió que serían totalmente independientes y que teniendo las armas y la gente que tenían, podían conquistar los reinos y mantenerlos bajo su yugo, porque se negaban a seguir siendo solo un recurso con el que todos podían contar. Pietro Vaghar era el nombre de ese líder desdichado, que no tomó en cuenta que si ellos progresaban y seguían manteniendo su territorio, era por los recursos y las facilidades que los demás reinos les proporcionaban, y así había funcionado desde el comienzo, desde que esa nación se formó, pero todos los integrantes habían sido débiles ante las órdenes de Pietro y lo siguieron en la rebelión, comenzando sin duda, por el Reino más cercano, Lakefairy, el reino de Louis.

Desde que Louis había ascendido al trono tras la muerte de su querido padre, jamás había enfrentado una verdadera batalla, incluso si fue entrenado toda la vida para ello. En ese momento seguía teniendo un alma gentil y noble, por lo que cuando sus consejeros le dijeron que debía enviar al ejercito del reino a frenar la marcha de la nación guerrera, prefirió mandar a un mensajero con un aviso, una tregua, una ofrenda de paz, con la opción de rendirse y dejar todo en el pasado. Supo que la situación iba en serio cuando de vuelta, no obtuvo más que la cabeza de dicho mensajero con un pergamino en el cual de declaraba en su totalidad una guerra y para cuando quiso actuar, el reino había sido rodeado y horas más tarde, el pueblo había sido invadido. Supieron mantener el orden, incluso si su gente sufrió un par de semanas, bajo aquellos que abusaron, robaron y maltrataron, y pudieron vencerlos, pues la guardia real tenía los más letales guerreros, también habían acudido a su ayuda los guerreros de Firesnake, y así fue como finalmente pudieron librar esa batalla, ejecutando a los traidores capturados y exiliando al resto que pudo escapar. Louis había querido tener la cabeza de Pietro, sin embargo, de ese alfa no se supo nada más.

Había sido muy duro tener que lidiar con la consecuencia de aquella batalla, por meses no pudo mirar a su gente a la cara, porque en su momento tuvo la oportunidad de protegerlos y no lo hizo, porque prefirió confiar y pensar que podría solucionar un problema de tal magnitud enviando cartas y patentes de perdón, porque en él no existía malicia y no logró comprender lo corrompidas que podían estar algunas almas. Era una decisión que cargaba en su espalda, pero le habían dicho una y otra vez, que el Rey tenía que cargar con decisiones así toda su vida.

Entonces se comprometió con su pueblo y trató de hacer lo mejor que pudo para enmendar aquel lamentable error, hizo cambios que ningún otro Rey o reino había hecho antes, como el liberar esclavos, abolir el trabajo forzado, pagar oro a la servidumbre por sus servicios, implementar la seguridad absoluta en el pueblo, un sistema de ley justo, especial atención a las personas pobres del pueblo, educación para los niños de la corte, con los mejores maestros que se podían tener, y muchas, muchas cosas más que sus consejeros y reinos vecinos le aplaudían, porque aparte de ser tan buena persona, era también un monarca excepcional que hacía prosperar su reino como nigún otro había hecho antes.