Winter and Spring | Larry Stylinson

Capítulo 22

Winter and Spring

Las primeras horas del viaje, Harry se había pasado todo momento observando a través de las ventanillas del carruaje los paisajes que se pintaban delante de sus ojos. Se deleitaba con las montañas en el horizonte, los bosques de enormes y altos árboles verdes y las bonitas nubes en el cielo infinito y azul. Se sentía en un sueño donde las preciosas vistas eran simplemente infinitas.

Claro, para una persona como Harry que jamás había salido del pueblo, lo que vivía en esos momentos era simplemente maravilloso, todo un espectáculo. Praderas, árboles, lagos, montañas, campos, pastizales, todo en un cuadro que cambiaba constantemente a medida que avanzaban. La emoción le calentaba las mejillas, sus ojos brillaban y en sus labios se dibujaba una perfecta y dulce sonrisa.

Sin duda una imagen tierna de la que Louis, apoyado con elegancia en el asiento opuesto del carruaje, disfrutaba profundamente con ojos tranquilos y brillantes. Era tanta la inocencia y la pureza en la fascinación ajena que el mayor no podía evitar deleitarse por completo, complacido y dichoso de tener la oportunidad de presenciar aquello.

—¿Entonces, le gusta esto que llamamos viajar? —Louis preguntó, la sonrisa en sus labios creció un poco más al obtener una mirada alegre y brillante por parte del omega.

—No tiene una idea, su majestad. —el menor asintió con prisa—. Es asombroso. Todos esos árboles, el ganado en los pastizales, el río que dejamos atrás hace un momento. ¡Era hermoso!

Louis le dedicó un asentimiento, sonriente y evitando suspirar. Él había viajado demasiado en el pasado, con su abuelo, con su padre... Conocía todos los reinos, siempre intentando hacer conexiones, conociendo reyes y reinas, príncipes y princesas. A caballo, en carruaje, en barcos y demás. No había sido nunca demasiado apegado a los viajes, luego de hacer algunos cuantos, estar encerrado en el mismo lugar viendo pasar el paisaje fuera en silencio, le resultó aburrido y tedioso. Pero antes de convertirse en Rey, su padre le advirtió que era lo que hacían, así que terminó por acostumbrarse.

Sin duda, era el primer viaje, luego de muchos otros que no le resultaba aburrido y tedioso. Era el primer viaje que apenas comenzaba y deseaba que no se terminara. ¿Cómo podía ser diferente? Si tenía la mejor compañía ahí con él. ¿Cómo querer que terminara? Si en ese pequeño espacio se concentraba el dulce aroma de ese joven chico al que quería como su omega y también la tierna fragancia de su bebé en la cuna. Ahí se sentía como en una pequeña burbuja donde solo estaban Harry, sus bebés y él.

—Espera a que veas el mar —Louis terminó por decir, acomodándose un poco mejor en su asiento.

Harry le dedicó una mirada de cejas arriba—. ¿Veremos el mar, su majestad? —él cuestionó.

El monarca asintió severamente—. Y muy de cerca.

Luego de eso, el Rey se había dedicado simplemente a observar a Harry, quién continuó embelesado y emocionado por lo que veía fuera y también se dedicó a prestar atención a su pequeño cachorro, quién luego de un rato se había quedado dormido sin más entre las mantas y cojines de la pequeña cuna, el trote y el suave rumor del transporte siendo lo suficientemente cómodo para arrullarlo.

Hubo silencio por varias horas, demasiado silencio, pero fue uno cómodo y reconfortante. Un silencio dulce y agradable.

Harry realmente no creyó que en algún momento se cansaría de ver por la ventanilla, pero luego de estar sentado gran parte del día en la misma posición, de muchos saltos por los baches en el camino y de nada más que el sonido de las llantas deslizándose por el suelo, terminó por suspirar, un poco cansado. Fue entonces que miró de nuevo alrededor y se encontró con los bonitos ojos de Louis, quien todavía le observaba con cariño. Harry parpadeó, saliendo por completo de la burbuja en la que se había sumergido. Claro, Louis estaba ahí, su Rey estaba ahí, y lo había estado ignorando todo ese tiempo por estar embelesado con todo el trayecto de lo que llevaban de camino.