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Cadenas de hoteles, edificios y casas recidenciales no solo en Corea, si no que también en Australia, Japón y Tailandia. Su nombre tan conocido como respetado, era la envidia de muchos, y cómo no si con tan solo  35 años había logrado construir un imperio volviéndose asquerosamente millonario en el trayecto.

El apellido Bang era EL estándar que todos los omegas deseaban tener, pero él no estaba interesado en nada que no fuese un efímero encuentro nocturno. Ni siquiera se tomaba la molestia de aprenderse el apellido de su amante porque era inútil, tampoco guardaba sus contactos en su teléfono porque era pérdida de tiempo, de todos modos no llamaría jamás.

Chan se denominaba un hombre libre. Un hombre exitoso y libre.

¿Quién podría decirle algo al respecto? Todo el mundo estaba muy ocupado besando el suelo donde pisa e intentando llamar su atención, porque la gente era patética y tonta, en especial tonta, creyendo que él daría un segundo de su vida por ellos.

Bien, quizás desde otra perspectiva pareciera un millonario engreído, presuntuoso y sobrado. Pero tenía sus razones para actuar así. Había aprendido por las malas; porque cuando quiso confiar en alguien fue apuñalado por la espalda, en múltiples ocasiones. El dinero traía lujos y plenitud, pero también a personas falsas e interesadas.

Así que decidió que si no deseaba ser pisoteado, debía ser altivo, ser él quien pisoteara a la escoria que no paraba de salir de todos los lugares tratando de llegar a él, a su dinero.

No lo malinterpreten, Chan si tenía amigos y familia. Pero su círculo era cerrado, personas que podía contar con los dedos de una mano. No necesitaba más de todos modos.

Entre ellos Mijoo, su madre, MinHo, su mejor amigo de la infancia. Chaeyoung, su mano derecha y Hannah, su hermana menor.

No necesitaba a nadie más, tampoco tenía tiempo para eso.

De hecho jamás tenía tiempo para casi nada, era adicto al trabajo. Tal vez por eso había logrado todo lo que tenía, porque era un hombre con determinación y ambición. Y ahora que lo tenía todo tampoco iba a detenerse.

Su siguiente proyecto; Un hotel en el centro de Seoul, de hecho estaba a punto de inaugurarlo. Solo faltaban algunos detalles menores, como por ejemplo contratar al personal para organizar la fiesta de inauguración que se haría lugar dentro de un mes. Chaeyoung se había encargado de la mayor parte y él solamente tenía que dar el visto bueno a todo.

Pero ahora estaba algo atrasado. Tenía que llegar a una reunión con un Chef ejecutivo muy prestigioso que, según le comentó Chaeyoung, estaría encantado de encargarse del menú en la inauguración. Era una exelente noticia pues él quería la crème de la crème para ese día. Y el chef Han JiHo era la mejor apuesta, sin mencionar que se trataba del suegro de su mejor amigo, MinHo.

Se apresuró a subir a Kiki, su preciado Porsche 911, el amor de su vida si alguien preguntaba. Marcó la ubicación del sintió en dónde debía reunirse con Han JiHo en el GPS. Salió del estacionamiento privado de su edificio con un chirrido de ruedas y el rugir del motor.

Mientras manejaba se encargó de contestar algunas llamadas de trabajo desde su auricular inalámbrico. Nada importante, solo responder dudas y dar órdenes a su secretaria que parecía más inútil que las últimas tres que despidió el mes pasado.

En eso estaba cuando giró un milisegundo, realmente corto, al GPS del vehículo cuando se dió cuenta de que un Chevrolet Seeker avanzaba con la intención de incorporarse a la avenida, entonces miró el semáforo y se percató de que estaba rojo para él.

"Mierda" maldijo por lo bajo parando el auto a un costado de la carretera. Suspiró para no perder la paciencia, realmente este no era su día. Solo esperaba a que la persona del otro vehículo no fuese un intenso.

Accidentally Dad! (Chanmin) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora