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Puede que esa tarde de domingo haya cambiado un poco, realmente poco, la opinión que Seungmin tenía de Bangchan. Él lo relacionó con el hecho de que no había visto a Binnie tan divertido desde... Bueno, desde hace mucho tiempo.

Su hijo había llegado a casa completamente exhausto pero eufórico; contento. Para Seungmin no había otra cosa más importante que la felicidad de sus hijos, y si esa felicidad se la debía atribuir a cierto alfa idiota con severos delirios de grandeza, entonces Seungmin lo haría con todo el gusto del mundo. Después de todo no podías ser tan idiota si haces feliz a un niño por un pequeño momento.

Seungmin, después de arropar a un exhausto Changbin, se dijo a su mismo que le agradecería a BangChan, cuando lo viera el lunes en el restaurante, ya que el día anterior no tuvo tiempo siquiera para despedirce de Hyunjin. Pero a la hora que acordaron reunirse para finalizar los últimos detalles del menú la única que apareció fue Chaeyung, su asistente . Y el siguiente, y el siguiente hasta el sábado.

Seungmin no le dió muchas vueltas al asunto y al cabo de unos días desistió pues, la inauguración a la vuelta de la esquina y la temporada alta en el Han's Home estaban acaparando toda su atención. Por un lado agradeció que el alfa no hubiera aparecido en toda la semana porque eso significaba que los ayudantes y pasantes a su cargo trabajarían sin presiones. Bang Chan no era el cliente más modesto ni amable con el que hubieran tratado y decir que ponía nervioso (furiosos) a los novatos no era una exageración. Incluso Seungmin perdía los estribos dos o tres veces al día cuando el alfa rondaba cerca.

Chaeyung era amable y para nada una quisquillosa como su jefe, trabajar con ella desde un principio le hubiera quitado mucho del estrés que Seungmin había estado sintiendo en el último mes. A él y al ochenta porciento de la gente que trataba con el empresario.

Luego del mediodía recibió una llamada de su madre y el omega le prometió que se tomaría unos días luego del evento que se daría lugar en dos semanas. Seungmin se lo merecía y sus hijos también; habían pasado con él mucho menos tiempo de lo que a los tres les hubiese gustado. Decir que el omega se sentía culpable era poco, odiaba con su alma ser el tipo de madre que le daba más importancia a su trabajo que a sus hijos, y lo único que le daba paz mental era que todo estaba a nada de solucionarse. Solo faltaba un poco más y los tres tendría la vida que se merecían, después de tanto tiempo serían completamente felices.

Cuando entró a la casa Lee, su hijo y su sobrino llegaron corriendo a saludarlo. Seungmin se arrodilló para abrazarlos a ambos y llenarles las caritas de besos sonoros.

"Tío Jisung está haciendo pastel de chocolate, mami" su hijo tomó su mano y tiró de él hasta la espaciosa cocina de su amigo. Seungmin sonrió al otro omega cuando cruzó el umbral, Jisung estaba terminando de cubrir el postre con cacao fundido.

"¿Qué se supone que estás haciendo?" Regañó el menor dándole la vuelta el mesón, besó a su mejor amigo en su mejilla regordeta y le quitó el utensilio de las manos.

El mayor protestó. "No muriendo de aburrimiento, tal vez" se cruzó de brazos.

"Puedes leer un libro" Seungmin se dió la vuelta para lavarse las manos. "O ver una película"

Jisung rodó los ojos. "O puedo hacer un pastel"

"Debes guardar reposo, Sunggie. ¡Ya lo sabes!" Su amigo bufó.

"Minnie, es un pastel, un miserable y delicioso pastel de chocolate. Llevo todo el día postrado en el sofá; Minho me trata como un inválido, y mi trasero está hecho un bloque de cemento". Le volvió a quitar el utensilio de repostería y se dió la vuelta para terminar su trabajo. "Déjame hacer esto" sonrió cuando los niños entraron a la cocina correteando alrededor de ellos. "además, extraño la cocina"

Accidentally Dad! (Chanmin) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora