Accidentally Dad! (Chanmin) ✓

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La sala se había convertido en un campo de juego lleno de mantas, almohadas desparramadas y juguetes esparcidos por todos lados. Las risas de los niños resonaban por todo el lugar, llenando cada rincón con una calidez que había estado ausente en los últimos días. Chan, sentado en el suelo con una manta sobre los hombros, fingía ser un monstruo atrapado en la cueva de almohadas que él y Changbin habían construido. Con un rugido juguetón, extendió los brazos para tratar de atrapar al pequeño alfa, quien corría alrededor del "monstruo" con una risa contagiosa.

"¡Corre, Binnie! ¡El monstruo Chan viene por ti!" gritó Seungmin desde el sofá, su voz llena de diversión. Tenía a Felix en su regazo, quien se retorcía y pataleaba, intentando bajar para unirse a la persecución. A pesar de apenas haber aprendido a caminar, el bebé no se quería quedar fuera de la diversión.

Con un chillido agudo y encantador, Lixie logró escabullirse de los brazos de Seungmin y, con pasos tambaleantes, empezó a trotar detrás de su hermano mayor. Sus bracitos se agitaban en el aire mientras trataba de mantener el equilibrio, completamente concentrado en seguir el ritmo de Changbin. Cada vez que daba un paso más rápido de lo esperado y casi caía, soltaba una risa burbujeante, encantado con su propia osadía.

Seungmin no podía evitar sonreír al ver la escena, sintiendo cómo el peso de los días anteriores comenzaba a desvanecerse. Chan, aún envuelto en la manta, se dejó "atrapar" por Changbin, quien saltó sobre él con un grito victorioso. "¡Te tengo, monstruo Chan!" exclamó con una sonrisa triunfal.

"¡Oh no! El gran Binnie me ha vencido otra vez," dijo Chan, fingiendo caer derrotado mientras envolvía a Changbin con la manta, atrapándolo en un abrazo. Las carcajadas del pequeño alfa llenaron la sala, y Lixie, no queriendo quedarse atrás, se lanzó tambaleante hacia ellos, cayendo sobre el montón de mantas y risas.

El ambiente, que había estado tenso y cargado, ahora se sentía ligero, casi como si todo el estrés y la preocupación se hubieran disipado con la alegría de ese momento. Seungmin observó a sus hijos y a Chan, sintiendo un calor reconfortante en el pecho. Era la primera vez en mucho tiempo que veía a Changbin tan relajado, tan completamente inmerso en ser solo un niño.

"¡Yo también quiero jugar!" exclamó Seungmin con fingida indignación, antes de lanzarse al montón de mantas con ellos, provocando más risas y gritos emocionados. Lixie, a pesar de estar medio aplastado en el caos de almohadas y abrazos, chilló feliz, agitando sus bracitos con emoción.

Alfa y omega intercambiaron miradas, sabiendo que, aunque las cosas no eran perfectas, en momentos como ese, todo se sentía bien. El sonido de la risa de los niños, las carreras sin rumbo de Lixie mientras trataba de seguir a su hermano, y la simple calidez de estar todos juntos en esa sala desordenada eran más que suficientes para recordarles lo que realmente importaba.

Eventualmente, la energía de los niños empezó a disminuir. Lixie, exhausto de tanto correr, se acurrucó contra Chan, frotando sus ojos con pequeños puñitos mientras soltaba un suspiro contento. Changbin se dejó caer sobre el regazo de Seungmin, su carita apoyada en su brazo mientras observaba cómo las luces suaves de la tarde llenaban la sala.

El desorden en la sala, con mantas arrugadas y juguetes por todos lados, era un testimonio de una tarde bien aprovechada. Seungmin no pudo evitar pensar que, aunque la vida estuviera llena de desafíos, esos momentos de simplicidad, risas y unión hacían que todo valiera la pena.

Seungmin les preguntó a los niños con voz suave si querían hacer una pequeña siesta antes de la merienda. Changbin, con los ojos ya pesados de sueño, asintió lentamente y alzó los brazos hacia él. "¿Me arropas, mami?", pidió con un tono somnoliento, abrazándose a Seungmin con la inocencia de un niño que buscaba consuelo. Seungmin, viendo a Chan, captó la sonrisa del alfa, quien le hizo un gesto de que él se encargaría del bebé.