Accidentally Dad! (Chanmin) ✓

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De vuelta en Seúl, Chan no podía dejar de pensar en la conversación que había tenido con Changbin. Se encontraba en su oficina, pero su mente estaba lejos de allí, dando vueltas entre dudas e inseguridades que nunca había imaginado tener. ¿Realmente quería ser su papá? La pregunta lo perseguía sin descanso, un eco constante en su cabeza.

Antes de conocer a Seungmin y a los niños, la sola idea de tener hijos lo había hecho estremecer. Niños significaban caos, responsabilidades interminables, compromisos que lo ataban a una vida que no se parecía en nada a la que había imaginado para sí mismo. Hasta hace un mes, la paternidad le parecía el mayor de los desastres: cambiar pañales, lidiar con funciones escolares llenas de gritos y desorden, soportar berrinches en público, fiestas infantiles con música ensordecedora y globos por todas partes, canciones irritantes que se repetían sin cesar…

Chan se pasó la mano por el cabello, suspirando. ¿De verdad estaba pensando en eso? ¿Él, el mismo tipo que evitaba a los niños en cada reunión familiar, que rehuía cualquier conversación sobre matrimonios o familias con excusas rápidas? Era absurdo. Y sin embargo…

Recordaba las risas de Changbin, su insistencia en hacerle preguntas sin sentido, su mirada brillante cuando le enseñaba cualquier cosa que encontraba interesante. Recordaba a Felix, con su chupete y sus ojitos adormilados, aferrado a Seungmin como si fuera su todo. Recordaba cómo Seungmin los miraba, con una mezcla de ternura y cansancio, y cómo en esos momentos, algo en Chan se derretía.

Había algo en ellos, en esa pequeña y caótica familia, que empezaba a resquebrajar las barreras que Chan había construido alrededor de su idea de una vida ideal. No quería admitirlo, pero empezaba a anhelar cosas que antes consideraba una carga: el sonido de risas infantiles en su casa, la idea de leerles un cuento antes de dormir, incluso lidiar con los berrinches y discusiones propias de niños en crecimiento. Por primera vez, la paternidad no se sentía como un peso insoportable, sino como una posibilidad… como un deseo.

El dilema lo carcomía. Durante toda su vida, Chan había evitado ese camino. Había construido una vida en la que él era libre, sin ataduras, en la que podía enfocarse en su carrera y en sus propios intereses sin tener que rendir cuentas a nadie. Había creído que esa era la forma correcta de vivir para él. Pero ahora, después de ese viaje, después de escuchar a Changbin decirle con total inocencia que quería que él fuera su papá… todo lo que creía empezó a tambalearse.

¿Realmente estaba dispuesto a asumirlo? ¿A cambiar pañales, soportar noches en vela, preocuparse por escolaridades costosas, lidiar con adolescencias rebeldes y universidades desorbitantemente caras? ¿A comprometerse de una forma que nunca antes había considerado?

Chan dejó escapar un suspiro largo y pesado. Lo que siempre había creído que quería estaba en conflicto con lo que ahora empezaba a desear. No tenía todas las respuestas, pero una cosa era cierta: no podía seguir ignorando lo que empezaba a sentir.

Chan apenas había terminado de procesar el torbellino de pensamientos que lo envolvía cuando la puerta de su oficina se abrió de golpe. Entró su hermana menor, Hannah, como una ráfaga de energía. Tenía el cabello teñido de un vibrante color rosa con puntas azules, que parecían ondear con cada movimiento. Sus ojos brillaban con su característica chispa traviesa.

"¡Wow!" dijo ella al ver la expresión perdida de su hermano. "¿Qué te pasa, viejo? Pareces como si te hubieras tragado un limón."

Chan trató de recomponerse, frunciendo el ceño para aparentar normalidad. "Nada, solo estoy… pensando en algunas cosas del trabajo."

Hannah entrecerró los ojos, claramente sin creerle. "Ya, claro. Porque tu cara de 'estoy reconsiderando toda mi existencia' es por el trabajo. Venga, suelta la sopa." Se dejó caer en la silla frente al escritorio, cruzando las piernas con la naturalidad de alguien que se sentía dueña del lugar.